«¡Usted fue aprista!»
La alianza del Apra con el MDP para las elecciones de 1962, que renovaba el pacto de 1956, y que dio lugar a la convivencia, se decidió sin mayores objeciones de conciencia. «A fines de 1961 [narra Luis Alberto Sánchez], comenzó el trajín electoral. Quedó resuelto que Haya de la Torre sería el candidato de una alianza formada por el Apra y el Movimiento Democrático Peruano (MDP), el cual reclamaba un número de representaciones parlamentarias. Nadie las objetó» (LAS 1987: vol. 4, 120).
Haya a inicios de los sesenta A medida que se acercaba 1962, el año de las elecciones, los apristas demandaban que Haya de la Torre asumiera la conducción del partido para guiarlo a la victoria. La oportunidad para lanzar la campaña fue su retorno al país para la celebración de su cumpleaños. En el discurso del Día de la Fraternidad, el 25 de febrero de 1961, Haya expuso lo que la revista Visión definió como el ideario de la izquierda no comunista en América Latina, que podía resumirse en la frase «reformas sin violencia», un discurso que era compartido por partidos afines como la Acción Democrática de Venezuela, el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Bolivia, Liberación Nacional de Costa Rica y otros grupos menores (VRHT 1961) . La revista Visión constataba objetivamente los grandes cambios que había experimentado el partido de Haya: La diferencia entre los petardos de ayer y las palabras reflexivas de hoy ilustra, mejor que todo, la profunda transformación que ha experimentado el Apra: el Apra de los años treinta —explosiva, ardiente, amiga de la “acción directa”, de la lucha a puño limpio en las calles y de la eliminación física de los adversarios— se distingue, si no tanto en la ideología, en los métodos, del Apra de los años sesenta que aplaza sus impaciencias para el instante decisivo de las elecciones generales de 1962 (VRHT 1961).
El viraje de Haya hacia la derecha era total. Frente al imperialismo, el Haya de 1961 se reafirmaba en su convicción de que este era un socio necesario porque traía los capitales que el Perú necesitaba para desarrollarse. Había que optar entre «que nos preste Rusia y nos preste Estados Unidos», y entre uno y
José Luis Rénique (2004) anota que el objetivo de Haya era proponer al PAP como modelo de partido democrático alternativo tanto a los PC cuanto a los populismos autoritarios, tipo el peronismo. O, dicho en las palabras de Andrés Townsend Escurra, una alternativa a los partidos socialistas, que terminaban siendo tributarios del comunismo. Haya pondría énfasis durante los años cincuenta en difundir esta imagen en los medios académicos norteamericanos donde, en efecto, «encontraría particular simpatía». 225