Nelson Manrique
la intervención militar. La comunicación de Dean Rusk reconocía que estas medidas podían servir solo para presionar por un retorno a la democracia, ya que si los militares llegaban a dar el golpe los Estados Unidos no estaban en condiciones de impedir que permanecieran en el poder13. Si ganara el Apra y no hubiera una intervención militar inmediata debían ofrecerle la ayuda de expertos para desarrollar su programa económico y animar a Belaunde a cooperar con la reforma social. Si el ganador era Belaunde debían incrementar sus contactos con él y dejar en claro que consideraban sus objetivos «compatibles con la Alianza para el Progreso», ofreciéndole ayuda especializada para desarrollar su programa económico, apoyando una alianza con el Apra. En todas las alternativas el Departamento de Estado respaldaba una salida reformista y la alianza entre el Apra y Acción Popular (EE.UU., Departamento de Estado 1962c).
El primer golpe militar institucional, julio de 1962 El periodista estadounidense Thomas Dozier, corresponsal de la revista Life, cubrió las elecciones generales del 10 de junio de 1962. Dozier acompañó a Haya de la Torre para recoger sus impresiones en el día de las elecciones. Luego de votar, Haya se recluyó en una mansión señorial de la avenida Arequipa, propiedad de su primo político, Eduardo Ganoza. «Allí, tras portales custodiados por guardias armados, Haya pasó algunas de las horas más emocionantes de su carrera, esperando los resultados de una elección en la que se decidiría si después de tantos años de lucha política, destierro y prisión, ocuparía por fin el gran Palacio Presidencial que se alza sobre la tradicional Plaza Mayor de Lima». Permaneció esperando, acogido en la intimidad familiar de la casa de su primo, acompañado por muchos parientes y flanqueado por un secretario y un guardia personal. Haya no tenía dudas de que iba a triunfar. Durante las largas horas de espera, Dozier pudo conversar largamente con él. Haya se explayó en anécdotas sobre su época juvenil en París y sobre su posición anticomunista: «El comunismo, declaró, simplemente no es aplicable en un país como el Perú; nunca lo ha sido ni lo será [...] Estamos cansados de oír la cantinela sobre la diplomacia del dólar. Lo que tenernos que temer ahora es la diplomacia del rublo». Aunque Dozier admiraba su erudición y amenidad, no todas las ideas de Haya encandilaban a su interlocutor.
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«Creemos irreal esperar que podamos causar la presión suficiente para forzar a los militares a abdicar en cuanto tomen tal acción flagrante. Por lo tanto el objeto de las acciones propuestas es intentar influir en la aprobación de compromisos que culminen en el regreso al gobierno constitucional». 244