«¡Usted fue aprista!»
La crisis de la revolución militar En octubre de 1973 estalló en el Medio Oriente la guerra del Yom Kippur y el alineamiento de las grandes potencias con Israel fue respondido por los países árabes, a través de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEC), con el embargo petrolero. La consecuente elevación de los precios del crudo marcó el fin de la era del desarrollo basado en el petróleo barato. La crisis mundial consecuente envolvió al Perú en 1974; el salario real descendió por primera vez durante el régimen y Velasco Alvarado se vio obligado a tomar medidas de emergencia. La junta militar optó por una política que trataba de distribuir el costo social entre todos los sectores sociales procediendo, por ejemplo, a racionar la gasolina, para no tener que elevar su precio. Sin embargo, el endeudamiento externo, al que se había recurrido pródigamente para financiar grandes proyectos de larga maduración, como la irrigación de Majes y el oleoducto de la selva, provocaron una crisis de pagos insalvable17. Por otra parte, la crisis provocó una exasperación de las luchas populares estimuladas por la izquierda. En Andahuaylas se produjo un vasto movimiento de toma de tierras contra los terratenientes que, aliados con los conservadores poderes locales, boicoteaban la reforma agraria. Frente a la ofensiva de la derecha, Velasco optó por la estatización de los medios de comunicación, una medida que se presentó como el medio para entregarlos al control de los sectores populares, organizados corporativamente, pero que en los hechos entregó su control a la junta militar (Peirano 1978). Por otra parte, la coyuntura internacional evolucionaba en una dirección desfavorable al «socialismo humanista» que propugnaba la junta peruana. El gobierno militar progresista de Juan José Torres fue derrocado en Bolivia por una junta militar de derecha; la corta primavera democrática de Argentina, con Héctor Cámpora en la presidencia, dio paso al ascenso al poder del general Perón y a un proceso de endurecimiento que fue profundizado luego de la muerte del caudillo por su viuda, Isabel Perón, y que llevó a la Argentina a un baño de sangre alimentado por la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina, del asesor de Isabel, Carlos López Rega, y que culminó en el sangriento golpe militar de marzo de 1976. El 11 de setiembre de 1973 Salvador Allende fue derrocado por el golpe militar comandado por Augusto Pinochet. En esas condiciones, para Velasco el problema era cómo asegurar la continuidad del proceso revolucionario18. 17
Cuando la junta militar derrocó a Belaunde la deuda externa peruana ascendía a 770 millones de dólares y hacia el final del régimen militar, en 1975, ascendía a cinco mil quinientos millones. En su discurso del 20 de febrero de 1976, Haya estimaba que la deuda externa peruana ascendía a 2.800 millones o 3 mil millones de dólares (VRHT 1976-1977: vol. 7, 465). 18 Entrevista a Helan Jaworsky. Lima, 9 de agosto de 2007. 381