El gran viraje
Haya de la Torre y el Apra Cuando se revisa la historia del Apra, llama la atención la firme lealtad de las bases partidarias. Estas, sometidas a virajes ideológicos extremos, no cuestionaron los cambios de línea del «jefe», por lo menos no lo suficiente como para provocar una crisis que pusiera en peligro la unidad del partido. ¿Por qué las bases apristas no opusieron resistencia a los cambios que llevaron al Apra, desde su posición antioligárquica y antiimperialista original, a constituirse en el principal soporte del viejo régimen? Una primera pista es que no existió ningún otro ideólogo en el Apra aparte de Haya. Los intelectuales apristas podían realizar obras literarias o de análisis, pero en lo que se refiere a la elaboración de la línea del partido, Haya corría solo. Aunque a comienzos de los años cuarenta Manuel Seoane publicó algunos textos que fundamentaron el viraje de la línea partidaria con relación al imperialismo —a él se le atribuye la fórmula «interamericanismo democrático sin imperio», en sustitución del original «contra el imperialismo yanqui», de 1926—. Es solo cuando Haya de la Torre inició el viraje hacia el alineamiento con Estados Unidos en su libro La defensa continental (1940) que fue posible decir algo que se apartara de sus anteriores posiciones al respecto. El otro elemento importante es el activismo en que vivían los militantes, que, entre otras cosas, los llevaba a desdeñar a los comunistas por su hábito de debatirlo todo: La diferencia con los comunistas —afirma Eduardo Mallqui, un cuadro de aparato que formó parte de la estructura orgánica de la VACH, Vanguardia Aprista de Choque, durante los cuarenta y que ha dejado un muy valioso