Un cambio de paradigma
L
a cantidad de dióxido de carbono que emitimos al ambiente, junto a otros gases, viene aumentando -desde la Revolución Industrial- el efecto invernadero en nuestro planeta. A esto se ha sumado el deterioro de la capa de ozono, encargada de filtrar los rayos nocivos del sol. En consecuencia, en nuestro planeta -día a día- sentimos el aumento del calentamiento global y podemos ver los desastres bio-ambientales que produce del gran cambio climático. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2015, 195 países firmaron el conocido como Acuerdo de París -en vigencia desde 2016- en el que se comprometieron a mitigar y actuar para reducir sus emisiones de carbono en el ambiente, reduciendo así la huella de contaminación que cada uno deja en el planeta. En 2017, Estados Unidos se retiró del acuerdo, el presidente Trump explicó que reducir su industria del carbón afectaría las necesidades energéticas de sus ciudadanos y además generaría un desempleo difícil de afrontar. Consideró que las medidas del Acuerdo en definitiva sólo beneficiarían al desarrollo de China y no al medio ambiente. Ese mismo año, la ONG Greenpeace aprovechó para insistir y recordarle a China y a los países europeos que la única manera de avanzar en 35