Prólogo Por la Dra. Arq. Ana María Romano
P
rologar un libro siempre es una responsabilidad, es abrir entusiastamente la puerta para dar la bienvenida al lector, siendo fiel al sentido del texto donde con tanta generosidad se exponen pensares y sentires.
Este es un escrito franco, sencillo y profundo, cuya lectura la facilita el estilo próximo, coloquial y amistoso con el que el autor nos acerca a un tema trascendental, como es la necesidad de preservación de nuestro mundo, del único que tenemos. Eduardo Saldivia cursó parte de su carrera de arquitecto, como él dice en la introducción, en el taller de arquitectura que yo integraba y en el cual me tocó ser testigo de su formación disciplinar, su entusiasmo de estudiante en el cual ya sobresalía su capacidad, dedicación y tenacidad pero, sobre todo, su pasión por la profesión que abraza con tanto amor y compromiso. Durante muchos años esas cualidades se fueron afianzando y ampliando en el ejercicio profesional, con la fuerza de las verdaderas vocaciones hasta alcanzar el lugar desde donde hoy redacta estas páginas, con el sentimiento ecuménico de quien no quiere pasar por la vida sin 7