El primer recuerdo domingo báez Montero A mis hermanos Mari Carmen y Jesús. Y por supuesto, para mis padres, aunque estén desotra parte, en la ribera.
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E
l que escribe, desde su más tierna infancia, estaba condenado, o destinado, a escribir cartas y a hacer de recadero. Y le encantaba. Después en su vida ha sido siempre recadero y escribano, secretario.
Y en esas sigue sesenta años después.
Su menuda y enérgica abuela Tomasa, en la calle El Rollo (por buen nombre Lorenza Iglesias), aunque solía comprar en la tienda de enfrente, del señor Manolo y la señora Consuelo, a veces lo mandaba a La Parra, o a La Muñana, y, cada dos días, a buscar vino donde Fermín el de Las Cubas (le tenía racionado el vino a su abuelo). Al niño Avero le gustaba ir a la taberna porque, además de oír los tacos que decían los hombres mientras jugaban al tute, recitaban No voy a misa, porque estoy cojo, pero voy a la taberna poquito a poco. Además la mujer de Fermín, una señora buena, le daba unas aceitunas mientras el niño Avero alargaba el tiempo lo más que podía. Ciudad Rodrigo
Carnaval
del
Toro 2019