El Callejón de las Once Esquinas
Desenterrados
Víctor Andrés
Parra Avellaneda LA HUMANIDAD ENCONTRÓ la extinción y dejó paso libre a un gran número de especies que le sobrevivieron y que evolucionaron, diversificándose en nuevos taxones y ocupando nuevos nichos ecológicos, como el perteneciente al ser humano como especie intelectual y dominante del planeta. Los insectos se mantuvieron inmutables por su tan eficaz morfología que no requiere drásticos cambios; lo mismo ocurrió con los peces y anfibios, sin embargo, muchos de ellos se vieron diezmados por drásticos cambios de temperatura y acidez en los humedales terrestres. Organismos como los primates superiores, que en épocas contem142
poráneas al ser humano se encontraban en grave peligro de extinción, no lograron dejar una línea evolutiva que sobreviviera el paso de un millar de años, todo ello por la poca variabilidad genética, el aislamiento reproductivo y la escasez de ejemplares de cada especie; en su lugar, taxones de otros subórdenes, como los monos o los lémures, ocuparon sus nichos, desarrollándose como especies aisladas y muy especializadas en zonas limitadas del globo. Los grandes mamíferos del periodo Antropoceno, como los elefantes, rinocerontes, tapires, ballenas azules, entre otros, desaparecieron en su mayoría por la gran demanda de comida y tiempo de