Número 8
Charla con Lettys
Gleiber
Alvarez
Se parecen a nosotros... —TODAVÍA tiene el aguijón—dijo al trasluz de la mañana, sosteniendo la piedra ovalada—. Sí, todavía lo tiene, Lettys —repitió, cerrando el ojo izquierdo y entornando el derecho. —Sí, ya sé. Ya se lo vi —confirmó la muchacha. Él seguía con la piedra ambarina al sol mortecino, en medio del bulevar, contemplando el aguijón puntiagudo de una avispa prehistórica. Lettys permanecía cerca de él, con las manos en las caderas, mirando, más allá de los apamates, a las frutas del Mercado del Pueblo.
—Dime, Fer, no vamos a pasar toda la mañana llevando sol, ¿sí? —le espetó ella, ahora dirigiendo su mirada al muchacho que aún estaba absorto en la avispa. —Es tan bonita —exclamó él, tornándose hacia ella y empuñando el ámbar—. Hasta me parece un escarabeo —dijo, mostrándoselo por última vez. —¿Y por qué crees que te la regresó? —inquirió Lettys, asiéndose al brazo de Fernando que sostenía el ámbar. —Dime tú —le contestó, ya caminando al Mercado del Pueblo. Ella no le respondió y siguieron 183