Número 8
Ruido y furia
José Luis
Díaz Marcos
Yo soy un número infinito de personas. (…) Todas soñándose mutuamente. El asesino infinito
Greg Egan
JF35, mercenario galáctico, había logrado infiltrarse en la nave Invierno Profundo gracias al operario de mantenimiento cuyo uniforme y globo ocular, llaves de acceso, había sustraído sin contemplaciones. Si el golpe, la hemorragia y el forzado encierro no lo impedían, «Aunque no te importe ni
alivie, no es nada personal», el superviviente pasaría a ser conocido, aquel estaba seguro, como Cíclope. «Y ahora… Si los astros acompañan, este será mi último trabajito. Y si no..., me temo que también». Su acaudalado cliente le había encomendado robar el alma electrónica de la Gran Memoria, el 27