Número 8
Atahí
Margarita
Wanceulen El único nieto de la dinastía de los de Angulema debía ser un héroe de la patria... SABÍAMOS QUE DEBÍAMOS ACTUAR rápido. Que la tardanza no era buena en su caso. Ya lo dijo la abuela, habría que haberlo atado a un árbol. Eso ocurrió aquel verano de 1914, cuando en el pueblo corrían vientos de revoluciones y de guerras. Cuando los caballos relinchaban durante la noche llevados por hombres con sangre hirviente y negra. Y sin embargo él, allí se
encontraba, cada vez más gordo. No criamos un niño feliz, pero eso fue culpa de todos. Y eso se produjo en los silencios, unos silencios que corrían por toda la casa y donde cada uno éramos el enemigo de los demás. El único nieto de la dinastía de los de Angulema debía ser un héroe de la patria, de la guerra, de las artes. Un niño gordo al que todos amamantábamos y no solo su ama de cría. 59