Riva-Agüero visto por los historiadores
que no debe ser un presidente ni un militar. Desgraciadamente la Historia se enseña pero no se aprende. La mayoría de los historiadores menciona que no fue traición entablar negociaciones con el virrey porque tanto San Martín —por su interés de establecer una monarquía constitucional— como Bolívar —por estrategia para ganar tiempo— también establecieron conversaciones con el enemigo. En vez de hacer énfasis en el golpe militar y en los males que ocasionó, Riva-Agüero es visto por nuestros historiadores como el primer presidente que tuvo el Perú, y quizá por ese hecho es tratado con simpatía e indulgencia. Basadre cubre extensamente la labor de Riva-Agüero dando la impresión de que los decretos en sus cuatro meses de gobierno fueron obras cuando sólo eran intenciones. Sobre su personalidad, Basadre dicexxxviii: Considerábase Riva-Agüero como adalid de la libertad y de la independencia peruanas frente a la ocupación extranjera (…) Le movían, junto con sentimientos nacionalistas, atávicos vínculos a la metrópoli [Madrid], olvidados en horas juveniles, pero nunca extintos. Sobre su capa de conspirador se había puesto la banda presidencial; pero sin quitarse la aristócrata casaca de marqués. Su espíritu de casta se conmovía ante la lucha que no resultaba fácil, sino larga y cruenta, y tras de cuyo final vislumbrábase que predominarían, si no los extranjeros, en el mejor de los casos, nacionales indeseables. Además, Riva-Agüero sentía una sensación de chasco y escamoteo. Él había sido el prohombre de la revolución peruana si San Martín no lo hubiera eclipsado, y ahora se sentía desplazado por Bolívar. Como Satán, no quiso ser tan sólo el Arcángel preferido. Al pecar, fue el suyo el pecado de Satán, la soberbia.
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