El interés de Bolívar por el Perú
gue multiplicando mandatarios y ponerlos en oposición. A mi llegada el Perú debe ser un campo rozado para que yo pueda hacer en él lo que convenga.
3. PICHINCHA Y GUAYAQUIL, DOS CARAS OPUESTAS DE LA MISMA MONEDA. Para “hacer lo que convenga” en el Perú era necesario liberar antes Quito. Bolívar pensó que la mejor manera de atacar ese baluarte colonial era desde Guayaquil. Es así como las tropas comandadas por Sucre llegaron en mayo de 1821 a ese puerto sin que San Martín se opusiera, al contrario, le dio toda clase de facilidades. La falta de malicia del Protector —algunos historia19
dores como Roel creen que fue su indolencia— no le hizo sospechar las consecuencias que esto acarrearía. Es más, el Perú, en un acto histórico poco o insuficientemente realzado por los historiadores y gobiernos peruanos, envió desde Trujillo una división de 1,622 hombres al mando de Santa Cruz, en auxilio de Sucre. Esto sí fue un acto de fraternidad cercano a la imprudencia, ya que en Lima San Martín a duras penas se defendía de los asedios de las fuerzas del virrey. Decíamos que la batalla de Pichincha es un acto histórico insuficientemente realzado, y esto sorprende por ser el Perú un país donde se resaltan y festejan batallas que se pierden. Quizá la ausencia de Pichincha en nuestras efemérides cívicas, se deba a que se combatió en Ecuador —país con el que hemos mantenido malas relaciones— o a que a Santa Cruz se le consideró después boliviano, o a que algunos argentinos participaron en la expedición. El mutismo de gran parte de nuestros historiadores y autoridades sobre este evento hizo que por 1922, Manuel Bonilla haya publicado un libro 20
sobre Pichincha en el que dice : La batalla de Pichincha, interesante bajo todo concepto y de manera particular bajo el histórico-militar, no ha merecido durante cien
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