Bolívar seductor y genio de la guerra
excitar vuestra indignación, ni avivar vuestras dolorosas heridas. Os convido solamente a alarmaros contra esos miserables (…). Armaros colombianos del sur, volad a las fronteras con Perú y esperad allí la hora de la vindicta. Mi presencia entre vosotros será la señal de combate.
Al terminar la proclama, bien podía Bolívar haber dicho para sus adentros, como el Antonio de Shakespeare: ¡Maldad, ya estás de pie! ¡Toma el curso que quieras! El conflicto con Ecuador duró casi dos siglos, segó muchas vidas, enemistó pueblos hermanos y justificó la permanencia de regímenes corruptos apoyados en militares corruptos que, la mayor parte de las veces, fomentaron innecesarias crisis.
1.- BOLIVAR SEDUCTOR. Era un hombre provisto de innumerables virtudes, entre ellas destacan su genio militar, audacia política, su determinación incansable, pero quizá su más notable virtud fue ser un redomado seductor. Conquistaba por igual mujeres u hombres, soldados o generales, pobres o ricos, individuos o masas. Aun sus enemigos se encontraban fascinados por él, en su presencia atemperaban los ataques o simplemente se rendían a sus encantos. Un almirante danés, que a la sazón estaba en Lima, confesaba que la “frente alta y la seriedad de sus modales inspiraban veneración e involuntariamente se veía uno obligado a inclinarse delante de él”6. A su refinada y cuidada educación se añadía la facilidad de palabra y la versatilidad para poder comunicarse eficazmente con todas las clases sociales y económicas. En persona Bolívar era un seductor nato, pero cuando se ausentaba su magia se evaporaba haciendo que muchos de sus seguidores se revolviesen
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