Capítulo IX al logro; d) Habilidad para identificar problemas significativos dentro de un área especializada y, e) Desarrollo del sentido estético, calidad y experiencia en el trabajo propio y en el de otros.
Modelos con enfoque Sociocultural Los ambientes de aprendizaje y los entornos sociales son los aspectos principales en estos modelos. Entre los autores más representativos se encuentran Tannenbaum, Mönks y Gagñé. Tannembaum (2003), propuso una aproximación psicosocial, en su modelo conocido como Modelo en Estrella o Psicosocial de Filigrana, que resaltó cinco factores interactivos, asociados según el tipo de talento. 1. Inteligencia general superior, considerada como factor “g”. 2. Capacidad especial; aptitudes y habilidades específicas excepcionales. 3. Factores no intelectuales, que actúan como facilitadores o de apoyo, tales como: características sociales, emocionales o comportamentales. 4. Ambiente estimulante e influyente, como el familiar, escolar y de la comunidad. 5. Fortuna o suerte, como circunstancias imprevistas en la estructura de oportunidades y en el estilo de vida habitual, presentes para la realización excepcional. Indicó que estos cinco factores han de darse en combinación y la falta de uno no es compensada por algún otro, sino que se requiere la presencia de cada uno de ellos, al menos en un nivel mínimo. Asimismo, especificó que cada grupo social en determinado tiempo prefiere un tipo de esfera de actividad o valora unas conductas como extraordinarias y otras no. Gagñé (2015) desarrolló el Modelo Diferenciador de la Dotación y el Talento -MDDT- y propuso una distinción entre estos dos conceptos. La Dotación se refiere a la posesión y uso de habilidades naturales superiores aptitudes-, no entrenadas, espontáneamente expresadas, en al menos un área, mientras que el Talento es aquel dominio destacado de habilidades sistemáticamente desarrolladas en algún campo de la actividad humana y en un grado que sitúa al individuo dentro del 10% superior del grupo de su misma edad que ha entrenado en ese campo. Finalmente, el modelo de la Interdependencia Tríadica propuesto por Mönks y Mason (1993) sostuvo que la emergencia del talento depende en gran medida del soporte ambiental, es decir, de la interacción de factores individuales y contextuales. Estos autores retomaron las variables propuestas por Renzulli en su modelo de los Tres Anillos -capacidad intelectual alta, creatividad y motivación- e incluyeron como parte de la motivación, los indicadores de compromiso con la tarea, toma de riesgos, anticipación y planificación, pero además incorporaron lo que se conoce como la tríada social, en donde resaltaron el papel de la familia, la escuela y el grupo de iguales, como agentes importantes para el desarrollo y manifestación de las aptitudes sobresalientes. Los múltiples criterios establecidos en cada uno de los modelos que han tratado de explicar la aptitud sobresaliente hacen evidente el poco consenso que existe en este campo, ante lo cual, podríamos preguntarnos ¿cuál es el modelo más adecuado y hacia dónde se encamina la situación actual? Ciertamente no se cuenta con una respuesta única, pues la elección de cada quien va a depender del enfoque seleccionado, las necesidades educativas detectadas y los objetivos planteados. Lógicamente, en la medida en que se reconozca la participación de un mayor número de factores en la manifestación de la aptitud sobresaliente, el trabajo puede resultar más preciso, pero a la vez más complejo (González, 2015). De manera general, es posible observar que los modelos teóricos en torno a los alumnos con aptitudes sobresalientes han tendido a evolucionar gradualmente hacia un abordaje cada vez más integral. Mientras los primeros modelos obedecían a una perspectiva biológica, en la que se hablaba de capacidades o rasgos hereditarios, determinados genéticamente y estables en el tiempo, las posturas más recientes reconocen el doble papel que juega el contexto, que por un lado determina cuáles son los productos que se consideran “valiosos” en un lugar y momento específico, y por otro condiciona y delimita las necesidades y alcances del desarrollo humano, lo que nos lleva resaltar el papel que juegan las oportunidades de desarrollo que provee el contexto general y, el ambiente familiar y escolar en particular, para que el potencial se transforme en habilidades y logros realmente alcanzados (Freeman, 2015). En México, la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2006) hizo alusión a esta categoría como alumnos con aptitudes sobresalientes, y los definió de la siguiente forma: Los niños, niñas y jóvenes con aptitudes sobresalientes son aquellos capaces de destacar significativamente del grupo social y educativo al que pertenecen en uno o más de los siguientes campos del quehacer humano: científicotecnológico, humanístico-social, artístico o acción motriz. Estos alumnos, por presentar necesidades específicas, requieren de un contexto facilitador que les permita desarrollar sus capacidades personales y satisfacer sus necesidades para su propio beneficio y el de la sociedad. (SEP, 2006, p.59). De acuerdo con Turón y Reyero (2000), entre las características más relevantes que definen al sobresaliente se encuentran las relacionadas con los siguientes campos: 1. Adquisición del conocimiento; el cual suele ser más amplio y profundo, lo adquieren de forma más rápida y eficaz, suelen ser lectores precoces, poseen gran memoria y son capaces de generalizar a otros campos los conceptos aprendidos.
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