| PRESIDIOS EN EL TEBICUARY |
Precisamente, Domínguez de Ovelar presentó, ante el Cabildo, Justicia y Regimiento de Asunción, una relación de hechos –como la expuesta más arriba– en la que dio cuenta de las dificultades que tenía la escuadra de españoles apostada en el río Tebicuary para cuidar sus costas y sus pasos. Los peninsulares de la zona, sitiados por los tapés y minuanes, habían bloqueado el tránsito de ganado, yerba y tabaco, por lo cual el gobierno colonial recomendó su asistencia86. Se sucedieron más titulares en la Gobernación del Paraguay así como luchas intestinales entre comunes y gobernadores87, hasta la llegada de Cristóbal Domínguez de Ovelar (1733-1735), también seguidor de la causa comunera de primera hora. Bajo su gobierno, a los jesuitas le fueron confiscados sus bienes y obligados a trasladar sus doctrinas al sur del río Paraná. Ante estos agravios y para contener la determinación comunera, el ejército de Zabala nuevamente regresó al Paraguay. En esta ocasión, se acuarteló en San Miguel, dos leguas al sur del Paso del Tebicuary, y desde ahí avanzó hasta Tavapy donde logró derrotar a los comuneros, el 29 de marzo de 1735. Domínguez de Ovelar, vencido, se retiró a su estancia en los alrededores del Tebicuary88.
2. Presidio de San Fernando El nuevo gobernador de la Provincia del Paraguay y capitán de Dragones, Martín Joseph Echauri (1735-1740), estuvo bastante ocupado en componer la situación poscomunera durante 1738. Muchos españoles, criollos y negros, abandonaron la región del Tebicuary a consecuencia de los levantamientos armados. En enero, envió una guardia de españoles –y también de indígenas cristianos– para ayudar a los vecinos del Tebicuary a restituir sus casas y estancias89. En julio, instó a los vecinos a permanecer 86 87 88
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ANA, SH, vol. 111, n. 1, f. 393. Prieto, J. (1951). Paraguay. La Provincia Gigante de las Indias. Buenos Aires: El Ateneo, p. 96. Los cabecillas de la insurrección comunera fueron capturados y llevados a San Miguel donde, en un lugar no identificado, pasaron por las armas. Domínguez de Ovelar, en cambio, fue desterrado, según versiones (Verón, L. 2015. La calidez del cobijo. Asunción: Litocolor, pp. 33-34). En realidad, Domínguez fue confinado en su estancia y no perdió su relación con la clase político-militar como se verá más adelante. ANA, SH, vol. 119, n. 17, ff. 1 y ss.