Administración de los riesgos del trabajo
dos eficazmente no nos proporcionarán pérdidas pero que si no actuamos con ellos adecuadamente pueden llegar, incluso, a comprometer la vida de la empresa y/o de su gente. El estudio de la relación de agentes nos ha de permitir saber, por tanto, si estamos ante riesgos posibles como los de la figura 4. Naturalmente que la relación de riesgos puros identificados ha de variar en función de cada empresa concreta, y también puede extenderse el nivel de descripción de los mismos. Así, en accidentes puede hablarse de los de trabajo propiamente dicho, de los de circulación durante el trabajo, de los de ida y regreso al trabajo; en enfermedades profesionales podemos referirnos a riesgos más concretos, como la silicosis, sordera profesional, saturnismo, asbestosis, etc.
Finalmente, en ese proceso de identificación podemos referirnos también a las consecuencias a que puede dar lugar cada uno de los riesgos puros. Consecuencias que serán siempre pérdidas: — Para las personas (lesiones, enfermedad, fatiga, insatisfacción). — Para la propiedad (en bienes muebles e inmuebles). — Para el proceso (tiempos perdidos, calidad deteriorada). EVALUACIÓN La evaluación consiste en determinar o valorar la gravedad y la probabilidad de que existan pérdidas como consecuencia de los riesgos identificados. Habrá que definir, por tanto, la probabilidad de que suceda una pérdida derivada de cada riesgo, qué gravedad o cantidad puede costar dicha pérdida y, naturalmente, pensar en los posibles recursos para hacer frente a esas pérdidas. 13
Figura 4. Riesgos puros en el trabajo.