trataremos más adelante cuando hablemos del mito de la capacidad de carga turística, porque están enlazados (Ver más adelante, El mito de la capacidad de carga turística, en la sección Construcción de mitos). Varios investigadores coinciden que las áreas naturales protegidas son parte de la estrategia neoliberal que contempla que el uso de los recursos sea privatizado, negando a la población local sus derechos a la tierra y a los recursos, forzando su desalojo. Uno podría decir que suena conspiranóico, pero la privatización de los territorios colocados en reservas ya se ha tocado en puntos anteriores en este documento. De este modo continúa siendo excluyente, porque las formas colonialistas de administrar las áreas naturales protegidas y no ceder “el control” o “el poder” a los pueblos indígenas o locales, sigue viva”(Bravo, 2004) 224. En la realidad, lo que se espera lograr a partir de la declaración de un espacio protegido es que el territorio señalado pase a ser tutelado por la administración gubernamental, la cual considera a los recursos naturales como bienes de utilidad pública a efectos de expropiación y da la facultad al Estado para operaciones de compraventa, concesiones, así como para delimitar el uso de suelo en el área directamente dentro de la reserva y en la zona de influencia, de acuerdo con el grado de protección establecido (Garayo, 2019) 225. Irónicamente, muchos de los discursos de los promotores de estas áreas se basan en una idea romántica del paraíso en peligro, como sucedía con los naturalistas del sigo XIX, de donde provienen las ANP. Se maneja prácticamente el mismo discurso de los naturalistas y reservistas de esa época – hace dos siglos: la única forma de proteger la naturaleza era apartarla del hombre, por medio de islas desde donde “los que aman la naturaleza” pueden admirarla. Cuando uno escucha con atención las justificaciones de los promotores que involucran conceptos espiritualoides, new age, que realmente son discursos centenarios, desde la visión colonialista de los paraísos fuera del alcance de los salvajes, para el disfrute y uso de la gente civilizada (pudiente) que requiere de esos lugares paradisíacos para reponer sus energías gastadas de la vida estresante de las ciudades y del trabajo monótono. Diegues (2000)226 establece que “…Esto es una reproducción actualizada del mito del paraíso perdido y buscado por el hombre después de su expulsión del Edén. Este neomito, o mito moderno, viene, sin embargo, impregnado del pensamiento racional representado por conceptos como el de ecosistema, diversidad biológica, etc. El pensamiento técnico-racional, todavía hoy se ve parasitado por el pensamiento mítico y simbólico…”
Las comunidades se defienden, argumentando Cuando los miembros de la tríada presentaron su propuesta de crear un ANP sobre la Laguna de Bacalar en el año 2017, las comunidades ya estaban más preparadas y documentadas con los antecedentes para defenderse de la imposición. Utilizaron las mismas estrategias mediáticas de difundir abiertamente la oposición, fundamentando legal y técnicamente las bases de su oposición en una carta dirigida al Presidente de la República en octubre de 2018. Se transcribe, a continuación. “…
Ciudad de Chetumal, estado de Quintana Roo a 22 de octubre de 2018. ASUNTO: Se fija postura de oposición respecto a la iniciativa de proyecto de decreto del Área de protección de flora y 224
Bravo, E., & Carrere, R. (2004). Áreas protegidas,¿ protegidas contra quién. Montevideo: Oilwatch y Movimien to Mundial por los Bosques Tropicales. https://wrm.org.uy/es/files/2013/04/Areas_Protegidas_Protegidas_contra_quien.pdf Garayo, Jesús. 2001. “Los espacios naturales protegidos: entre la conservación y el desarrollo”. Lurralde 24: 271 -293. En Rojas-Correa, A., & PalafoxMuñoz, A. (2019). Turismo y acumulación de capital: una mirada a la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an. Íconos. Revista de Ciencias Sociales, (64), 47-67. 225
226
Diegues, A. C. S. A. (2000). El mito moderno de la naturaleza intocada. Editorial Abya Yala.
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