Luz
Algo sorprendente, que ni siquiera imaginé en sueños, está sucediendo. La peste acecha la ciudad y debo esconderme para que no ser atrapada pero, ¿por cuánto tiempo? El destino lo dirá. Empieza el juego de las escondidas y preparo un refugio seguro en casa. Harina, papel higiénico, internet y vino acompañarán la espera. Algo urgente requiere mi salida, así que me mimetizo con el resto de los transeúntes, cubriendo mi cara y mis manos, y llevando sólo lo imprescindible conmigo. Agudizo todos los sentidos para poder advertir su presencia y alcanzar a escapar antes de ser atrapada. Regreso segura a casa, sin embargo, entiendo que no puedo repetir la hazaña. Durante este encierro, la imaginación empieza a florecer. Con sus colores y encantos me lleva a conocer mundos que no había explorado. Empiezo espolvoreando un poco de harina, termino decorando un pastel, cada día descubro nuevas habilidades. Sin embargo, al poco tiempo, ya no encuentro satisfacción en ello. La ansiedad y las ganas de volver a mi mundo se apoderan de mí. Muchas ideas pasean por mi mente, pero sé que son todas arriesgadas. Si trato de escapar, la peste me atrapará. 146 | Historias confinadas