Este es el mejor año
“Este es el mejor año de mi vida”, me repito mientras me peino. “Un poco difícil y enredado, pero pronto alisará. Ahí sí”. Me falta un poco de Sol, pienso. Ando como medio blancucha. Por Dios, y las ojeras que tengo... Es que, además, con el frío que hace no distingo el día de la noche. Debería abrir un poquito las cortinas. Más encima vivir en una casa tan helada. Es que el gas no dura. Ahora que estoy en la cama, recuerdo los primeros días del coronavirus. Yo, buscando una colonia porque quería andar un poquito perfumada, no encontré ninguna. La gente la usaba como si fuera alcohol... Y para qué decir de la masiva compra de papel higiénico. Nunca entendí para qué compraban tanto. Bueno, no sé por qué me vine a la cama. Debe ser la inercia. Mejor me voy al sillón, al menos así no será tanto pecado y caminaré un poquito (dicen que bajar las escaleras sirve como ejercicio). A veces creo que, si no fuera porque mi casa es chica, pasaría más frío. Gracias al pan, mi casa es realmente acogedora. El horno, una maravilla; sin él pasaría hambre y frío. Lástima que las únicas que disfrutamos de esto somos mi gata y yo. 154 | Historias confinadas