Uno más
¿Qué día es? Llevar la cuenta del día que es, de cuántos han pasado, de cuántos llevo encerrada parece no tener sentido. El despertador suena, hay que levantarse y trabajar, porque no importa estar en la mitad de una pandemia, la productividad sigue siendo la prioridad. En el baño me enfrento al espejo. ¿Es la misma persona que vi ayer la que me devuelve la mirada? Hay algo distinto. El cabello antes castaño ahora se encuentra teñido con blanco. Esa arruga bajo el ojo derecho, ¿ya existía? Creo que no, creo que apareció este último mes, o dos. El cuerpo también se ve distinto. Las curvas más acentuadas, la piel más tirante, los pantalones más apretados. Por mucho que los días se sientan iguales, yo no estoy igual. Parece que es martes porque nos están avisando que seguimos en cuarentena. ¿O eso pasaba los jueves? Qué más da. El tiempo se ha vuelto relativo, los días pasan y las cosas no mejoran. Los días pasan y mi mente me pasa la cuenta. Cada día se hace más difícil separar la realidad de esta fantasía en la que empezamos a vivir, una fantasía que nos permite sobrevivir. Tic tac, tic tac. Ya son las cuatro p.m. Se terminó la jornada laboral y nuevamente no logré concentrarme. Pienso que perderé mi trabajo. Luego pienso que no, que nadie más 180 | Historias confinadas