Rutina
Me lavo las manos frente al espejo. Este me devuelve una imagen que es el vivo retrato de la soledad. Limpio con cloro las frutas recibidas por delivery, una por una. Salgo a botar la basura usando guantes. Aparece un vecino. Saludo corriéndome un metro mientras pasa. Vuelvo y dejo los zapatos en la entrada, tras aplicarles Lysoform. Me lavo las manos. Desinfecto el baño; me ducho de inmediato. Desinfecto el celular, el computador, las hojas del gomero y el tenedor antes de comer. Me lavo las manos. Prendo la tele. Anuncian que una pandemia ha llegado. —Tendremos que cambiar nuestros hábitos para no contagiarnos. Tendremos que… —empieza a explicar al país un especialista en temas sanitarios. Sus lentes gruesos me recuerdan al siquiatra que me disparó tres letras: “TOC”. Sonrío. Mientras me lavo las manos otra vez, pienso que, por un tiempo al menos, todos al fin serán como yo. Felipe Eduardo Uribe Armijo Cuando el aislamiento nos une | 63