socioemocionales. No se puede aprender ni se puede transmitir ningún concepto ni valor si no hay emoción, si el corazón no queda tocado, y todas las investigaciones neurológicas nos dicen que todo aquello que se aprende con emoción queda grabado para siempre en el cerebro. Hay cuatro niveles en los que nuestros estados emocionales pueden afectar a nuestro aprendizaje: –– –– –– ––
En una etapa inicial (predisposición, motivación, interés). En una etapa intermedia (perseverancia, persistencia, regularidad del estudio). En una etapa de obstáculos (manejo de las dificultades, de la frustración o de la adversidad). En una etapa final (equilibrio emocional en el examen de nuestros conocimientos o en la aplicación de los mismos).
También debemos tener en cuenta que la intensidad de una misma emoción puede convertirla en positiva o en negativa para distintas actividades. Por ejemplo, un determinado nivel de ansiedad en un alumno puede mejorar su rendimiento. Pero si tiene mucha ansiedad, no alcanzará su máximo nivel y se puede bloquear. Un actor puede ser estimulado por la ansiedad, y así mejorar su actuación; pero si esa ansiedad se convierte en miedo, al salir al escenario saldrá limitado. Lo mismo puede ocurrir ante un examen, o ante una presentación en público, en la elaboración de un informe, etc. Hay emociones que ayudan a aprender, pero otras limitan el pensamiento y dañan de forma severa el proceso de aprendizaje, como, por ejemplo, el miedo, el aburrimiento, la envidia, la ansiedad, etc. El profesorado debería tener en cuenta qué emociones provoca en su clase o qué emociones provoca en los alumnos su asignatura. De esta reflexión debería sacar conclusiones claras que le llevaran a utilizar aquellas emociones beneficiosas para este proceso.
5.3.6. CÓMO FAVORECER EL APRENDIZAJE La buena disposición de un niño o un adolescente, en la escuela, depende del más básico de todos los conocimientos: el de cómo aprender. El sistema límbico, sede de las emociones, siempre está en guardia y listo para ser activado por estímulos nuevos, diferentes, que salgan de la penumbra de lo cotidiano y se hagan notar. La curiosidad es un mecanismo innato que lleva a explorar lo desconocido, a tener los ojos abiertos. Por tanto, para que ÁMBITO DE LA FORMACIÓN DE LA PERSONA (PROYECTO VITAL)
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