b. Una clara concepción de la educación. La educación es concebida como una gran posibilidad de propuesta de vida plena y realizada según el plan de Dios. La educación se ve como vocación, como constante llamada. c. Una lectura apasionada de la realidad en su ambivalencia. Cada uno de los grandes fundadores de las diferentes tradiciones carismáticas de la escuela católica llevó a cabo una lectura de la realidad de su tiempo desde una perspectiva no de juicio sino de misericordia. Cuando sacaban a la luz las deficiencias que observaban a su alrededor, no lo hacían con un espíritu de condena sino que, frente a esa situación de carencia, presentaban su proyecto regenerador en la mayoría de los casos pensando en los más necesitados y carentes. d. Un buen conocimiento de los saberes que afectan al mundo educativo. Movidos por esa motivación de hacerse presentes en la sociedad como una propuesta verdaderamente salvífica, formulaban un proyecto educativo que recogía lo mejor de las intuiciones pedagógicas del momento. Es el caso, por ejemplo, de grandes pedagogos como Poveda o Domingo Lázaro en la España de los años veinte del pasado siglo, cuando fundaron la FAE (Federación de Amigos de la Enseñanza) con el fin de promover un modelo auténticamente innovador de escuela de inspiración cristiana, capaz de competir en calidad pedagógica con iniciativas tan prestigiosas y de tanto calado como la Institución Libre de Enseñanza. e. La elaboración, por fin, de una propuesta de innovación educativa. Al final, la propuesta que ponían en marcha acaba siendo verdaderamente innovadora porque estaba cargada de sentido, el auténtico valor añadido como elemento diferenciador. Hay un dato de las diferentes tradiciones de la escuela católica que a veces se nos escapa: todos sus fundadores promovieron metodologías y prácticas educativas innovadoras y lo hicieron precisamente porque recorrieron el mismo itinerario que acabamos de describir.
8.4. UN ITINERARIO POR RECORRER DE NUEVO Innovar en la escuela católica debería consistir en re-correr de nuevo este itinerario, habida cuenta de que la influencia de los carismas de las diferentes tradiciones de la escuela católica marcan con mucha más intensidad los tres primeros pasos. De ellos nace la intencionalidad con la que se acude 194
INNOVAR CON SENTIDO EN LA ESCUELA CATÓLICA