Los seres humanos estamos obligados a decidir cómo queremos vivir. Estamos obligados a ello porque nacemos inacabados, con una gran plasticidad y no del todo programados, ni biológica ni socialmente. El origen de la tarea moral se sitúa precisamente en la necesidad de responder a esta indeterminación humana básica. Se trata de buscar una respuesta a la pregunta ¿Cómo vivir?, y de aplicar dicha respuesta a la vida individual y colectiva. Por tanto, el objetivo de la educación en valores es contribuir a que los jóvenes aprendan a vivir. Ahí reside el principal reto de los seres humanos: el reto de adoptar un modo de vida que resulte posible sostener y que realmente queramos para nosotros y para todos los que nos rodean. La vida es una obra de arte que cada cual va moldeando, un espacio de cristalización de valores.
5.1.1. CUATRO ÉTICAS PARA APRENDER A VIVIR En la medida en que respondemos a la pregunta antropológica básica –¿Cómo vivir?–, los humanos aprendemos a actuar en relación con las cuestiones esenciales que el trayecto vital nos presenta. Aprender a vivir reclama una educación completa, una educación que incluya los principales ámbitos de la experiencia humana y el aprendizaje ético que supone cada uno de ellos: aprender a ser, aprender a convivir, aprender a formar parte de la sociedad y aprender a habitar el mundo.
a. Aprender a ser. En este punto nos referimos al trabajo formativo que cada individuo realiza sobre sí mismo para liberarse de ciertas limitaciones, para construir una manera de ser deseada y para lograr el mayor grado posible de autonomía y de responsabilidad. En el hecho de aprender a ser hay una doble tarea: hacerse tal y como cada cual desea y utilizar la propia manera de ser como herramienta para tratar las cuestiones que plantea la vida. Aprender a ser es construir una ética del sí mismo: una auto-ética, una ética que no debe entenderse como una forma de egoísmo o de individualismo, sino como el producto de unas condiciones históricas que permiten mayores grados de individualización por oposición a la presión uniformadora de las éticas tradicionales de carácter heterónomo.
b. Aprender a convivir. Este apartado apunta a la tarea formativa que hay que llevar a cabo para superar la tendencia a la separación y al aislamiento entre personas, para recuperarse del exceso de individualismo que lo valora todo en función del propio interés, para ÁMBITO DE LA FORMACIÓN DE LA PERSONA (PROYECTO VITAL)
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