–– Las emociones y los sentimientos son unos mecanismos que desempeñan un papel impor-
tante en el proceso de razonamiento. Los conceptos abstractos creados por el cerebro, los procesos cognitivos en general, se crean en las áreas de asociación de la corteza cerebral con información que ya viene impregnada de colorido emocional, con la etiqueta de bueno o malo. Se piensa ya con significados emocionales –gratificantes o dolorosos, alegres o tristes–. Y de ahí que, sobre esa base, la emoción tenga un papel fundamental en la toma de decisiones conscientes por la persona. Todo esto nos lleva a que las emociones son pilares básicos sobre los que descansa una parte sig‑ nificativa de las funciones del cerebro. Hoy se acumulan evidencias de que nuestras emociones re-esculpen el tejido neuronal, apoyando la intuición de Ramón y Cajal de que todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro. En situaciones de estrés excesivo o de miedo intenso, el juicio social y el desempeño cognitivo sufren mediante la concesión a los procesos neuronales de la regulación emocional. Algo de estrés es esencial para enfrentar los desafíos, pero, pasado un cierto nivel, tiene el efecto opuesto.
5.3.4. EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS EMOCIONALES Los contenidos de la educación emocional pueden variar según los destinatarios, pero la metodología que siempre se emplea es eminentemente práctica, ya que su objetivo es favorecer el desarrollo de competencias, no aportar solamente información. Y es la práctica, la experiencia –y no la mera transmisión de contenidos teóricos– la que tiene el potencial de transformar. La educación emocional debería pivotar alrededor de las competencias principales de lo que se conoce como “inteligencia emocional” (Goleman, 1996)7, y cada una de ellas puede subdividirse en
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Salovey y Mayer (1990) definieron la inteligencia emocional como un tipo de inteligencia social que comprende la habilidad de supervisar y entender las emociones propias, así como las de los demás, discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones. Más tarde, Goleman (1996), utilizando como base la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, en concreto las inteligencias intrapersonal e interpersonal, la define como la capacidad de establecer contacto con los propios sentimientos, discernir entre ellos y conocer, discernir y responder a los sentimientos de los demás. ÁMBITO DE LA FORMACIÓN DE LA PERSONA (PROYECTO VITAL)
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