chino adornaban la izquierda y la derecha del palco escénico. En un rincón, una banda u orques ta dejaba oír acordes desacompasados en los que este escritor creyó hallar gran semejanza con la música árabe, recordando las experiencias que anotó en su libro Su e giú per la Siria (Milán, 1878). Los instrumentos eran una especie de tambor con platillos, una especie de guitarra, un conato de clarinete y algo así como una cacerola. Los actores, todos ellos con máscaras, representaban papeles de hombre y de mujer. Asombraba la magnificencia, la esplendidez de los vestidos de seda y de raso usados por la mayoría de estos personajes. Perolari Malmignati creyó encontrarse, por eso, ante la mascarada de una corte. Los rostros estaban a veces pintados con tinta de un modo increíble; alguno representaba a varios sujetos y cambiaba varias veces en la apariencia y en el traje. La música acompañaba casi siempre a las palabras. Un anciano con una barba blanca era un espíritu maligno que trataba de enfermar a una muchacha. Los padres de ella llamaban a un médico cuyo talismán debía tener un resultado bienhechor. El efecto era similar al de algunos teatrines de títeres y también hacían surgir el recuerdo de la escena de las cruces en el Fausto de Gounod. El médico terminaba por volverse odioso y contra él se arremolinaban el padre de la doncella, sus servidores y cuatro policías en ruidosas actitudes. Espléndidamente vestido, un mandarín a quien un lacayo cubría con una sombrilla aparecía para pronunciar una sentencia con justicia para todos. Pero este no era el acto final. Las representaciones chinas duraban cinco, diez, hasta quince noches. Sin embargo, se respetaba la unidad de acción porque la acción no se inte rrumpía; también la unidad de lugar, pues la escena siempre era la misma; igualmente la unidad de tiempo mantenida gracias a la duración indefinida del drama. Pero, aquí no había exactamen te un drama sino una mezcla de escenas de comedia, tragedia, farsa, pantomima, ópera, baile, ejercicios gimnásticos, juegos de destreza, de agilidad, de fuerza. Apariciones de seres extraños, peleas arlequinescas y otras cosas más. Mesas y sillas tenían una importancia simbólica en este teatro. La ubicación de las puntas de los pies de los actores era significativa; señales o signos mar caban a quien entra después de haber llegado a caballo o a quien debía marcharse. Abundaban las muertes en escena; pero ellos se marchaban con sus propios pies. Los sirvientes, moviéndose frecuentemente, se confundían a veces con los espectadores.
[ XXXV ] laS carreraS de caBalloS eNtre 1874 Y 1878.- Inactiva casi en 1873 la Sociedad de Carreras con motivo de estarse preparando entonces los terrenos proporcionados por Enrique Meiggs para el hipódromo en la hacienda La Legua, el año de 1874 señala un momento desco llante en la hípica nacional anterior a la guerra con Chile. Hubo dicho año cinco reuniones. La empresa del ferrocarril inició la costumbre de poner trenes especiales que salieran de Lima y Callao en esos días. Los jinetes y carruajes viajaban por la carretera del Callao. Aumentó entonces el número de propietarios de caballos, así como también el número y la calidad de estos. En 1875 y 1876 continuaron las actividades de este deporte, si bien disminuyó su intensidad. Por esos años se destacó como jinete caballero Carlos B. Higginson, quien también ganó muchas carreras en Chile. Una de las reuniones más brillantes fue la de 26 de diciembre de 1876 con la finalidad de reunir fondos para la iglesia de Chorrillos. Como juez de llegada actuó ese día Miguel Grau. En 1877 la cancha provisional, de La Legua pasó a ser definitiva, y fue inaugurada con el nombre de Cancha Meiggs el 15 de agosto de dicho año. A las dos reuniones efectuadas entonces siguieron cuatro en 1878. La presidencia de la Sociedad de Carreras fue ejercida entre 1876 y 1879 por Minor K. Meiggs y Ricardo Ortiz de Zevallos y Tagle. Comenzó a surgir una preo cupación por tener caballos de carreras nacidos en el país y los señores Swayne en su hacienda de San José de Cañete utilizaron el padrillo Telegram y Dionisio Derteano al reproductor Rayo en la hacienda Palo Seco; llegáronse a presentar los productos de ambos padrillos en carreras espe ciales. La guerra con Chile paralizó en 1879 la actividad hípica.
[ 1864 marzo 1 ] prIMeraS carreraS de caBalloS. en la sección "crónicas de la capital" del martes 1˚ de marzo de 1864, el comercio informó sobre la primera carrera de caballos, realizada en Bellavista (callao). dice la nota: "las carreras de caballos que tuvieron ayer lugar estuvieron bastante concurridas y fueron presididas por el prefecto del callao, que estaba acompañado de muchas personas respetables. Hubo bastante animación y los ginetes se presentaron en la cancha llevando en su mayor parte los colores nacionales. después de concluida la función, se pronunciaron algunos discursos en las pequeñas reuniones que se improvisaban a cada momento. la unión americana, representada por la presencia de todas las banderas republicanas, estuvo en todas las bocas, manifestándose así que es un pensamiento que procura revelarse en cualquier circunstancia" (sic).
[ CAPÍTULO 24 ] PERÍODO 3
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