el arteSaNo
esta publicación circuló en lima entre el 15 de marzo y el 1ºª0 de setiembre de 1873, y reapareció luego hasta 1879. el artesano salió a las calles como respuesta a la industrialización de la capital, proceso que trajo consigo el surgimiento de una masa obrera y artesana, ávida de obtener información de carácter local, industrial y político.
No parece que hubo huella en el Perú de entonces, del movimiento socialista o del movimiento anarquista europeo. Hacia 1876 se podía diferenciar en Lima a los obreros de las fábricas ya establecidas, los artesanos de los grandes talleres y los pequeños artesanos independientes. La eficiente obra de la Escuela de Artes y Oficios sirvió para vivificar y modernizar a los antiguos gremios. Los comienzos de la actividad industrial moderna requirieron, por otra parte, de una mano de obra que salió, en parte, de la servidumbre doméstica y, en parte, de los antiguos artesanos. Se habló de que los salarios pagados en las fábricas fueron mayores que los anteriormente conocidos; falta encontrar la prueba documental para esta aseveración que parece probable. Al mismo tiempo, el espectáculo de los grandes ferrocarriles concentró grandes masas humanas en condiciones distintas a las tradicionales. Coincidió esta época con el crecimiento de la población urbana. Con la excepción de los peones en las obras públicas, obreros y artesanos vivieron con sus familias en las habitaciones sucias y estrechas de las casas de vecindad. Dura fue, en especial, la condición de los artesanos que aún trabajan en sus pequeños talleres. Este artesanado independiente se componía, de un lado, de maestros, oficiales y aprendices no adscritos a los grandes establecimientos en ramos como las carpinterías y depósitos de muebles, las cererías, cigarrerías, colchonerías (cuya calle tradicional era la de San Francisco), curtiembres, herrerías, hojalaterías, imprentas, talleres de modistas, panaderías, platerías, fábricas de obras de plomo, sastrerías, sombrererías, talabarterías, tapicerías, tonelerías, fábricas de velas de sebo, zapaterías. No faltaban, por otra parte, los que pertenecían a artes y oficios con número reducido de cultivadores: los albéitares o herradores, los aparejeros, los armeros, los bauleros, los caldereros, los carroceros, los coheteros, los doradores en metal, los doradores en madera, los encuadernadores, los fundidores de metal, los hormeros, los hojalateros, los botoneros o pasamaneros y otros. Todos estos artesanos se quejaban singularmente de los efectos de la crisis sobre sus industrias, de las gabelas fiscales y en algunos casos de la competencia de las fábricas o grandes talleres, así como también de otras cosas. Los obreros no representaron en número y en fuerza un volumen considerable y fueron opacados, ante la opinión general, por los artesanos. En el entierro de Manuel Pardo hubo una representación de estos y no de aquellos.
el oBrero Y el arteSaNo.- El desarrollo cívico del país después de la derrota del militarismo y el crecimiento industrial hicieron surgir un periodismo artesanal y obrero. El 15 de marzo de 1873 apareció El Artesano; su publicación se interrumpió el 1° de setiembre del mismo año, para reanudarse más tarde prosiguiendo hasta 1879. Desgraciadamente la Biblioteca Nacional posee actualmente una colección muy incompleta de este periódico. El Obrero fue un semanario cuyo primer número tuvo como fecha el 20 de marzo de 1875. Llegó en su segunda época hasta el número 23 del 8 de diciembre de 1877. El solo hecho de haber tomado este nombre un órgano periodístico por vez primera en el Perú es muy significativo. Apareció como vocero de la Sociedad de Artesanos y su edición se hizo posible gracias a la ayuda de Andrés Aramburú facilitando los tipos de imprenta y demás útiles necesarios. El Obrero y El Ar tesano son quizá los iniciadores pacíficos del periodismo proletario en el Perú. joSÉ eNrIque del caMpo, dIrIGeNte oBrero Y patrIota.- EI nombre de José Enrique del Campo debe ser mencionado al lado de los de Mariano Salazar y Zapata, José C. Lecaros, Juan Antonio Zubiaga, Manuel N. Heraud y otros, entre los primeros propulsores del movimiento de organización obrera en el Perú.
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PERÍODO 3
[ CAPÍTULO 20 ]