Los chinos y la problemática del opio La inmigración europea fue vista como un medio para concretar el proyecto modernizador de las élites peruanas del siglo XIX. Sin embargo, la inmigración china fue en todo momento la más numerosa y su influencia en la sociedad peruana generó un discurso racista compartido por el Estado y por amplios sectores de la población.
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[ capítulo 20 ]
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Desde su llegada al Perú, entre 1849 y 1874, los chinos fueron vistos como personas diferentes a los occidenta les y cuya inmigración era ‘un mal nece sario’. Considerados máquinas de traba jo, pero imperfectas por la degradación física y moral de su raza, los orientales fueron requeridos para trabajar de bra ceros en labores agrícolas. Solo con esta condición se aceptó su inmigración, ya que –según uno de los hacendados de la familia Aspíllaga– ‘su situación es la de semi-hombres’. De manera que para el Estado, los hacendados, los intelectua les y los reformistas liberales del período que comprende desde 1850 hasta 1920, los chinos no constituían un grupo étni co a tomarse en cuenta en la construc ción de la comunidad nacional. (...) La convivencia con los chinos inquietó a los limeños y fue calificada de amenaza para el progreso del país (…) Lejos de ser los ansiados brazos de los agricultores, muchos de los ex culíes, tras ocho o diez años de trabajar en las condiciones más oprobiosas, al adquirir su libertad se esta blecieron en Lima. (…) Los orientales tenían pequeños negocios: fondas, tien das de artículos chinos, almacenes, enco menderías, herbolarios chinos y barberías (…) Desde su llegada a Lima se ubicaron en la calle Capón, en el distrito cuarto del segundo cuartel de la ciudad, en las inme diaciones del Mercado de la Concepción (...) Disponiendo de pequeños capitales, los chinos acondicionaron en cuartos, casas o locales ubicados en la calle Capón y en las calles adyacentes (…) sus peque
ñas fondas, encomenderías, almacenes y salones de juego. Estos últimos denomi nados también ‘garitos’, ‘chibiritiles’. Pare ce ser que en muchos de estos locales los chinos fumaban opio. Al comienzo, el consumo del opio no estuvo sometido a reglamentación algu na por parte del Estado; pero sí lo estuvo su venta (...) Alejado de su función tera péutica, desde la segunda mitad del siglo XIX, el fumar opio se había conver tido en un hábito común entre los chi nos. A su llegada al Perú, los hacendados costeños siguieron proporcionando opio a los trabajadores chinos; frente a su situación, fumarlo debió ser un mecanis mo de evasión. Una vez instalados en Lima, los chinos continuaron con el refe rido hábito (...) En un contexto marcado por la violencia, la crueldad, el maltrato y el trabajo duro, y en una sociedad que había estigmatizado al chino como ser inferior, el opio fue sin duda una salida efectiva (...) El Estado no mostró mayor preocupación por la difusión y asimila ción de esta costumbre por parte de la población nativa. Al parecer se creyó que el hábito de fumar opio era propio de la población china y, por consiguiente, no había necesidad de imponer ningún tipo de reglamentación; pocos años más tar de se probó lo contrario". De Fanni Muñoz, Diversiones públicas en Lima. 1890-1920. La experiencia de la modernidad, Lima: Red para el Desarro llo de las Ciencias Sociales en el Perú, 2001, pp. 155-166.