Sandra Garay Martínez
El sueño de Raquel Elena Miguel Campos
Es un día soleado, con alguna pequeña nube blanca en el horizonte. Siento el calorcito en mi piel y eso me hace recordar que casi estamos en verano. Me llamo Raquel y soy una niña de nueve años. Vivo en un pueblo de montaña situado en un hermoso valle. Me encanta escuchar el sonido de las campanas de la iglesia mientras hago los deberes del colegio. Pero lo más emocionante es poder salir de excursión con el colegio y estar cerca de todo lo que me apasiona. Mi padre se llama Antonio y es el panadero de una de las cinco panaderías del pueblo, aunque la suya es la mejor. Mi madre se llama Carmen y es enfermera. Ella trabaja en el ambulatorio. Hace unos meses, me pasó una cosa que ahora os voy a explicar. Estando en la montaña con mis amigos, corriendo por una pendiente, me quedé sin aire. No podía respirar. En aquel momento me sentí fatal, sin saber qué hacer. La profesora, Ana, avisó a una ambulancia y me llevaron al hospital más cercano. En aquel momento sentí mucho miedo. Durante mi viaje en ambulancia, un enfermero muy majo llamado Chema me tranquilizó con sus cálidas palabras mientras me ponía la mascarilla de oxígeno para ayudarme a respirar. En seguida llegamos al hospital, y allí una doctora y una enfermera me pusieron unos aerosoles con los que en seguida me sentí aliviada. En un rato, llegaron mis padres. Pobrecillos, casi estaban más atemorizados que yo. La doctora habló con todos nosotros y me explicaron que había tenido una crisis de asma. Mi madre se acurrucó a mi lado y en seguida me dormí, sumiéndome en un profundo letargo. Había sido un día muy agitado y mi cuerpecito necesitaba descansar. Cuando desperté, recordaba exactamente todo mi sueño. Era prácticamente real. Un hada del bosque me había enseñado que todo estaba bien. ¿Sabéis? En mi pueblo, cuando voy con mis amigos a jugar al río, me imagino que hay hadas en los árboles que me protegen. Siempre me ha gustado leer historias fantásticas y leyendas de la zona. Y los ancianos del lugar aseguran que hace muchos, muchos años, las hadas protegían a los niños. 47