Cristina Martín
La propuesta de Metta Begoña Carbelo Baquero
En el fondo, creo que es parte de su papel. Desde el momento en que Metta comenzó a sugerirme la forma de cambiar mi respiración, creí que era su mejor estrategia para generar un hálito de esperanza en mí. En mis intentos por seguir sus explicaciones me da la sensación de que, además de la vida, estoy perdiendo el tiempo… Prisionera de los efectos del virus, entre las nebulosas de mi cerebro, su insistencia me hace desconfiar… ¡La fuerza de la gravedad se hace tan presente en la cama!… Una sensación de pesadez que tira de ti, observas y descubres que tu cuerpo y tu mente hacen recorridos diferentes. Mientras el primero no responde a los deseos, la otra se dispara a velocidades supersónicas, arrebatada por un universo en el que reina el miedo. Ya sé que el miedo es una experiencia universal, todo el mundo ha chapoteado en sus aguas, hasta el más minúsculo de los seres vivos… pero experimentar el abismo de no poder agarrarte a nada, ni conectar con el coraje…¡eso es desolador! Me dijeron que era una crisis de pánico… El pánico… si nunca lo has sentido, es una curiosa sensación que embarga todo, te estremece hasta la inminente fatalidad. Yo lo he vivido dos veces. Empieza sin previo aviso, quieres salir corriendo, pero estás paralizada, una vez se comprime la garganta y el pecho, el aire se niega a entrar. Es… ¿Cómo explicarte?... Como si la totalidad de las tinieblas te acompañara durante unos instantes… Después queda una sacudida de vulnerabilidad, y el presagio de que te puede volver a pasar. Metta siempre me habla con un tono de extrema dulzura… Quiero cumplir sus instrucciones y creer que la propuesta resulta beneficiosa, pero mi resistencia es tozuda. Al principio, no tenía ni idea de lo que quería conseguir. Recuerdo lo primero que dijo: —Existe una vía para que aprendas a mantener la calma y puedas asimilar el poder de relajarte. Con un poco de fuerza de voluntad, aprenderás a tranquilizar la agitación cuando te sorprenda. 49