El apogeo virreinal
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de corte, el parque de artillería y las habitaciones privadas del virrey y su familia y servidumbre. A la vista de los planos se puede comprobar que fuera de la cua drícula primitiva el caserío crecía irregularmente, quedando sin ocupar se algunas zonas de los barrios extremos (Montserrate, Cercado, Mara villas, Chacarilla...), áreas utilizadas como huertos de cultivo o fincas de esparcimiento.
La
m uralla
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Servidumbre ineludible de Lima en función de metrópoli fue ha ber sido objetivo codiciado por los piratas. A fin de ponerla a cubierto de cualquier incursión y para convertir a la ciudad en plaza inexpug nable, el virrey conde de Castellar dispuso rodearla de una cerca defen siva, dentro de la cual el fluir de la vida cotidiana, la paz y el trabajo estuviesen asegurados. La obra, único ejemplar de arquitectura militar, fue ejecutada entre 1684 y 1687 y corrió bajo la dirección del cosmó grafo mayor Juan Ramón Coninck; como anécdota curiosa merece re cordarse que los negros jornaleros que trabajaban en ella se declararon en huelga, exigiendo aumento del salario, de cinco a seis reales. De pusieron su actitud levantisca sólo cuando el virrey los amenazó con enviarlos a la isla de San Lorenzo a picar piedra durante un año y sin recibir retribución alguna. El cinturón formaba un semicírculo de doce kilómetros de longi tud, apoyado sobre el río, abarcando una superficie de 920 hectáreas; el arrabal de San Lázaro quedó fuera de la protección, y el Cercado resultó partido por medio. Los muros de adobe, segmentados en 34 baluartes, medían de cinco a seis metros de altura, y otros tantos de espesor. Se franqueaba el paso por nueve portadas (Martinete, Maravi llas, Barbones, Cocharcas, Santa Catalina, Guadalupe, Juan Simón, Ca llao y Montserrate). De hecho, el valor defensivo de la muralla fue muy inferior al de corativo y puramente disuasorio. En realidad, la cerca nunca llegó a ser 2 G. Lohmann Villena, L a s defensas m ilitares de L im a y C allao, Sevilla, 1964, parte segunda, pp. 151-217.