La transición al nuevo régimen
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un lugar preferente en el elenco de los agitadores por su labor incan sable de cabecilla, rayana en temeraria, que le hizo acreedor al título de «el primer patriota» y a ser calificado como «conspirador incorregi ble»; desde 1815 el virrey Abascal le tuvo entre ojos por considerarle «corifeo del proyecto de revolución», aunque ya a partir de 1809 se tiene referencia de su intervención en la política, pues su casa se había convertido en local de reunión de los enemigos del régimen, entre los que se contaban otros miembros de la nobleza local, como don Juan de Berindoaga y Palomares, vizconde de San Donás (1784-1825). Su complicidad en las sucesivas conspiraciones que se tramaron en Lima se reseña más adelante, en el apartado dedicado a esos intentos de tras tornar el orden constituido. Desde finales de la segunda década del si glo xix se entregó por completo a la tarea de preparar el terreno a la expedición de San Martín, transmitiéndole confidencias útiles para el éxito de una eventual invasión, y por intermedio de un emisario le al canzó planos de Lima, efectivos de las tropas realistas, acantonamien tos de las mismas, etcétera.
El marqués de Torre Tagle Don José Bernardo de Tagle y Portocarrero, marqués de Torre Ta gle (1779-1825), sobrino de Baquíjano y Carrillo, ocupa por sobradas razones un lugar preeminente en esta galería de limeños pertenecientes al estamento de la nobleza que se hicieron notar por su evidente com promiso con la causa separatista. Estuvo en España, concretamente en Cádiz, y en Francia. De regreso a su patria en 1819, de inmediato apa rece involucrado en connivencias con los insurgentes de Chile, y en especial con San Martín. Tuvo posteriormente figuración de primera línea en los años iniciales del periodo republicano.
Don Diego Aliaga y Santa Cruz Este limeño, hijo del conde de San Juan de Lurigancho (17841825), estuvo reiteradamente tildado de mantener relaciones con los que en la capital del Virreinato habían abrazado la causa de los insur gentes, y su correspondencia con San Martín, en 1819, no era ningún