Siglo xix
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inmediaciones. El 9 de diciembre efectuó un recorrido más extenso: en nueve minutos salvó la distancia entre el mismo coso y la plazuela de Los Desamparados, detrás del Palacio de Gobierno. A su vez, un fran cés, Paullin, ascendió en un globo en 1842 y desde la altura arrojó un perro provisto de un paracaídas.
La
ed u c a c ió n pú b lic a
Reducida la Universidad de San Marcos en su anquilosamiento a la función puramente decorativa de la colación de los grados, el único centro de estudios mayores en actividad y en el que se refugió la ver dadera vida académica fue el Convictorio Carolino. Al reanudarse su funcionamiento, se modernizaron los planes de estudio para dar entra da a la enseñanza de disciplinas de nuevo cuño como lengua, literatu ra, griego, latín, geografía, cronología e historia y matemáticas. En con traste con las ideas profesadas durante el rectorado de Rodríguez de Mendoza, su sucesor en el cargo Bartolomé Herrera (1842-1849) con virtió al plantel en un centro de irradiación de los principios de la so beranía de la inteligencia como única panacea para remediar la aflictiva situación política del país, a merded de la anárquica voluntad popular y del militarismo. En 1841 abrió sus puertas el primer colegio particular, Nuestra Se ñora de Guadalupe, para impartir instrucción a varones de familias acomodadas, supliendo la falta de una institución de este nivel. Las asignaturas contemplaban gramática castellana, geografía, matemáticas, religión, francés, dibujo y música. Un centro educativo que transformó por completo su modalidad fue el Seminario Conciliar que a más de preparar a los que optaban por la carrera sacerdotal, acogería desde entonces en régimen abierto a los que tuviesen vocación por profesiones liberales o actividades civi les. Asimismo, el Colegio de San Fernando fue promovido en 1856 a Facultad de Medicina adscrita a la Universidad. La educación secundaria femenina, por su parte, hubo de esperar hasta 1852 para contar con el primer plantel para niñas: el Colegio de los Sagrados Corazones, cuyas maestras en sus inicios fueron religiosas francesas.