El apogeo virreinal
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dad, ascetismo y virtudes taumatúrgicas (además del arzobispo Toribio Alfonso de Mogrovejo, t 1606, San Francisco Solano, franciscano, t 1610); la primera santa del Nuevo Mundo, Santa Rosa de Santa Ma ría, terciaria dominica, patrona de América y las Filipinas (f 1617); San Martín de Porres, lego dominico, patrono de la justicia social (f 1639), y San Juan Masías, lego dominico también (f 1645); sin olvidar a los venerables fray Pedro Urraca, mercedario (f 1657), y los jesuitas padre Juan Alloza (f 1666) y padre Francisco del Castillo (t 1673).
La
relig io sid a d y sus m an ifestacio n es
Fue también Lima el primer lugar en donde se cumplió la piadosa práctica de recordar el Viernes Santo las tres horas de la agonía de Cristo, vulgarmente conocida como Sermón de las Tres Horas, y desde aquí se extendió a todo el orbe cristiano. Su origen se remonta a unas reuniones devotas de la Hermandad de la Escuela de Cristo, en la en tonces capilla (hoy derruida) de la Virgen de los Desamparados, ejerci cios que se realizaban desde 1660, en que fundó esa asociación el mencionado jesuita padre Castillo. La devoción fue a su vez divulgada por otro ignaciano, el padre Alonso Messía, que ha dado motivo para que se le repute como creador de ella. En correspondencia con esta tensión espiritual, las procesiones al canzaron una vistosidad incomparable y la celebración del Corpus Christi se rodeaba de singular pompa. Ya desde 1580 hay noticias de que, tal como en Sevilla, cumplían estación de penitencia la Hermandad de la Veracruz, de disciplinantes, radicada en la iglesia de Santo Domingo, y la de la Piedad, con sede en el templo de los mercedarios. La primera, presidida por una imagen de Jesús Nazareno, recorría las nueve calles que separan dicha iglesia de la de la Amargura (novena cuadra del Jirón Camaná), conocida con ese nombre porque en los muros de la misma se colocaban pinturas con escenas del camino del Calvario. Las procesiones eran encabezadas por los miembros del Cabildo, con bordones en señal de autoridad, o acompañándolas con hachas. Las informaciones posteriores son más explícitas. En la Semana Santa de 1619 salieron, el miércoles, procesión de sangre de la cofradía de Santa Catalina de Sena, establecida en la iglesia de Santo Domingo;