Casa Julián Erretegia Santa Klara kalea, 6 - TOLOSA - Tf: 943 671 417
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ras el bloque dedicado a la distribución, centrado de nuevo en la hostelería y la restauración propiamente dichas, ya que la última foto del homenaje me ha dejado a las puertas de Tolosa, paso a dicha ciudad, antigua capital de Gipuzkoa, que tiene especial significación para mí, ya que fue en la Clínica Nuestra Señora de la Asunción donde me dio por asomarme al mundo por primera vez allá por el 31 de julio de 1969. Y aunque siempre he ejercido de legazpiarra, ya que fue en mi pueblo donde fui concebido, donde he crecido y donde he vivido y he desarrollado principalmente mi vida afectiva y familiar, no puedo negar el cariño hacia la villa papelera y puedo decir con orgullo que al igual que los bilbaínos, los tolosarras somos más chulos que un ocho y decidimos dónde nacemos a pesar de que luego seamos de otro pueblo. En fin, creo que me estoy haciendo un lío, así que mejor me centro en Casa Julián, protagonista de hoy, porque este restaurante también tiene una significación especial para mí. Como he dicho, nací un 31 de julio. Lo hice a las 23:45, es decir, que si nazco un cuarto de hora más tarde, lo habría hecho en agosto. Y precisamente el 1 de agosto mi padre pasó a verme al mediodía, comprobó que todo estaba en orden, que había tenido una criatura tirando a fea pero resultona y, orgulloso del resultado, no bajó a tomarse un bokata al bar de la clínica, no... acudió tranquilamente a este templo de la carne situado a medio kilómetro escaso del quirófano en el que vine al mundo y se pegó un homenaje como diox manda. A veces me preguntan por mi relación con la gastronomía, cómo entré en este mundo... creo que es más que evidente que estaba predestinado a ello. Sea como sea, siempre he sentido un cariño inevitable por este restaurante al que me llevó, primeramente, la curiosidad, acudiendo a conocerlo con mi entonces novia y actual esposa, seguí yendo de vez en cuando con algún amigo y, finalmente, me ha tocado acudir en no pocas ocasiones por motivos laborales acompañados, eso sí, de la correspondiente sentada y degustación. No, no puedo negar que soy un privilegiado por haber disfrutado una docena larga de veces (si no más) de la hospitalidad y la profesional de los Gorrotxategi y de ese ambiente inigualable que se respira en su casa. Casa Julián guarda el ambiente de los asadores de antaño, con mesas corridas, luz tenue, espacio justo, decoración abigarrada, olor a brasa, ruido, calor humano... pero ha sabido entrar en la modernidad haciendo algo más versátil su oferta gastronómica, actualizando le estética de los uniformes y la imagen comercial de la casa, cuidando la comunicación y el marketing... de manera que han sabido mantener un equilibrio entre tradición y actualidad que les ha llevado en una posición cómoda y fuerte al siglo XXI. Hay quien critica su excesiva apertura al turismo, pero es una circunstancia muy difícil de controlar y no siempre buscada. Sea como sea, en lo que se refiere a mi persona, incluso en los días en los que me ha tocado comer rodeado de público foráneo, los Gorrotxategi han sabido hacerme sentir como en casa y han cuidado como siempre su sabrosa carne, sus espárragos, sus inigualables pimientos, y su simpatía y amabilidad. Tendrá sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas, como todos los locales, pero Casa Julián es parte ineludible de la historia gastronómica de nuestro pueblo, es leyenda viva, es un clásico... uno de mis clásicos favoritos !! (*) Texto publicado el 18-04-2021 Fotografía de Josema Azpeitia
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