D iccionario
biográfico - estadístico de los matadores de toros españoles olvidados del siglo
XX
que finalizara la temporada sin repercusión alguna. Empezó igualmente la temporada de 1943, pero casi al final de la misma, obtuvo un clamoroso éxito que lo catapulto en 1944 a la cabeza del escalafón de los novilleros con 35 novilladas toreadas al finalizar la temporada, que hubieran sido muchas más si no hubiera resultado cogido de gravedad en Bilbao. Como sería su caché en dicha temporada que toreó en Barcelona hasta trece veces en la mencionada temporada. Sin presentarse en Madrid como novillero, tomó la alternativa en Barcelona el 2 de abril de 1945, la plaza de sus grandes triunfos, de manos de Pepe Bienvenida, que ante Carlos Arruza de testigo, le cedió el toro “Ignorante”, negro, de Carmen de Federico. Hubo además un prólogo ecuestre a cargo del rejoneador portugués Simao da Veiga. El 15 de mayo del mismo año se presentó en Madrid, de tabaco y oro, para confirmar su reciente doctorado con el toro “Capuchino”, cárdeno, marcado con el número 58, de Joaquín Buendía, que le cedió El Estudiante con Pepín Martín Vázquez de testigo de la ceremonia, sin que por desgracia la suerte le sonriera. Terminó la temporada de 1945 con 6 corridas de toros, que descendieron a 3 en 1946 y a 2 en la de 1947. En 1948 ascendió a 8 corridas, casi todas ellas lidiadas en Portugal, pero de nuevo cayó su contratación a solo 2 corridas en la temporada de 1949, en vista de lo cual, decidió renunciar a su alternativa de matador de toros y en 1950 reapareció como novillero en Madrid el 2 de abril, sin que tampoco le sonriera la suerte, por lo que desistió a continuar en los ruedos. Aguado de Castro era un torero de los llamados “de arte”, pero además, sobrado de valor, por lo que siempre imprimía a sus faenas una gran carga de emoción.
Aguilar Álvarez, José “AGUILAR GRANADA”
Matador de toros y banderillero, nacido en Granada el 19 de marzo de 1961, aunque criado en Badalona (Barcelona), donde sus padres, de Motril y Torre Cárdela respectivamente, se trasladaron para mejorar sus condiciones de vida. Allí sintió la vocación taurina y emprendió el difícil aprendizaje, vistiendo su primer terno de luces el 21 de diciembre de 1975 en Montmeló (Barcelona); el aprendizaje debió seguirlo con bastante aprovechamiento porque en la siguiente temporada ya obtuvo su primer trofeo, concedido por el Ayuntamiento de Olot (Gerona), con el que se premiaba al espada que mejor hubiese toreado en esa localidad. 30