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JAL-J
THE CITY NEWSPAPER
“Bajo el Síndrome de Diógenes” Especial para The City Newspaper- Según sabemos, Diógenes de Sinope fue un filósofo griego, perteneciente a la escuela cínica y el mayor exponente de esa filosofía en la historia de la Grecia Clásica. Se le ha tomado como referente, mal ejemplo, motivo de burlas, también por su naturaleza de sabio exquisito, de anciano de agudas e hirientes respuestas, uno de los primeros indigentes que hubo en el derrotero de la humanidad y, últimamente, dentro de una de las tantas tendencias psicológicas modernas al inspirar el ya famoso “Síndrome de Diógenes”, cuya definición científica es la siguiente: “es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación en él de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos. Afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que viven solas. En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 como Síndrome de Diógenes. Esta denominación hace referencia a Diógenes de Sinope, filósofo griego que adoptó y promulgó hasta el extremo la independencia de las necesidades materiales y los ideales de privación (lo que se conoce como cinismo clásico); se emplea esta denominación porque Diógenes solo portaba consigo lo estrictamente necesario y, por lo tanto, coincide con la conciencia de las personas que sufren este síndrome ya que creen que todo lo que almacenan o guardan es o será necesario en algún momento.” Aunque si lo vemos en su verdadero contexto y características, esta enfermedad poco tiene que ver con el sabio griego; aunque quizás el creador o descubridor de esta misma patología, asoció ambos casos al hecho de que Diógenes era anciano, solitario, refunfuñante, nada sociable, despreciativo del resto del género humano, desaseado e incapaz de cambiarse (mucho menos lavar), las ropas que llevaba a diario. Es decir, era un indigente tal y como los conocemos hoy en día en nuestras ciudades, pero con la salvedad de que era sabio, inteligente, lúcido, famoso por sus respuestas filosóficas y digno de admiración por su ilustre espíritu y vasta cultura. También, debemos aunarle a esta