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JAL-J
THE CITY NEWSPAPER
Ciudades Fantasmagóricas Imposibles de Imaginar
AMÉRICA LATINA-(Especial para The City Newspaper) Antes de la invasión del virus mortal que nos regalaron los chinos comunistas, este era un mundo vibrante, dinámico, que daba la impresión de que, con tanto vértigo al girar, iba a despedazarse a sí mismo en cualquier momento. La guerra retórica de Donald Trump contra los líderes marxistas cubanos, contra “cara de niño”, Kim Jong-un, el tirano dictador de Corea del Norte, y contra los abusos comerciales de la misma China continental, eran “la información nuestra de cada día.” Simultáneamente, el vértigo de nuestras ciudades seguía siendo impresionante: las masas de personas desplazándose por las aceras de Sao Paulo, en Brasil; las manifestaciones salvajes en las calles de Santiago de Chile; o los asesinatos perpetrados por los sicarios del narco, en México, eran las imágenes constantes en todos esos sitios urbanos. Y no solo lo malo, las situaciones nefastas de nuestra sociedad, eran lo que nos llamaban la atención, sino el simple hecho de observar la locomoción normal, los autos, tranvías, trenes, autobuses y a las personas yendo y viniendo, era lo que también nos daba esa sensación de compañía, aunque fuese ajena a nuestras vidas inmediatas, y que solo las ciudades pueden dar. Yo, en particular, echo de menos todo ello, me siento solo y desolado al ver las arterias principales en la más absoluta depresión y que, antes del coronavirus chino, eran síntomas alegres de normalidad y de vibrante cotidianidad. En esto debo ser totalmente honesto y señalar que entiendo, aunque con algo de duda incluida, las actitudes, palabras, intentos y decisiones de mandatarios, en los casos de Jair Bolsonaro, en Brasil; y Donald Trump, en los Estados Unidos, quienes han querido convencer al ciudadano común de que la rutina tiene que seguir a pesar de la pandemia; y a esta han querido minimizarla, dominarla en su imaginación, pero no en la realidad científica, para que el ser humano no pierda la esperanza, el progreso y la generación de