CAPÍTULO 28
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ENORME AUTO-REFLEXIÓN
Tras haberme percatado de mi pecado, me dirigí a casa con pasos pesados. Solo en días como estos, mi esposa esperaba mi regreso en el pórtico. —Eh… um… —Llegas tarde. —Sí. Yo, acabo de llegar. Lamento que se haya vuelto tan tarde. —… En esta ocasión, ni siquiera Sieg fingió ignorancia. Sus ojos grises me taladraban con una mirada acusadora. Me dijo que fuera a la sala ya que estaba haciendo frío afuera. El agua que estaba hirviendo sobre el fogón parecía estar lista y tenía la tapa traqueteando. Sieg preparó algo de café. Le agregó tres cubos de azúcar y me lo entregó. El café de Sieg es el mejor del mundo. A pesar de que le di mis impresiones como de costumbre, solo contestó con un «Ya veo» en un tono frío de voz como si hablara con un extraño. Tenía miedo de que Sieg fuera a regañarme por el incidente del mediodía; pero, Sieg no dijo nada al respecto. Cuando le eché un vistazo, ella también parecía estar mirándome, así que desvíe la mirada. —Sieglinde. —… Nada salió luego de eso. Aunque estábamos comiendo juntos después de mucho tiempo, lo hicimos en silencio. Sentí que podría sofocarme con esta pesada atmósfera. Sin embargo, ya que no podía permitir que continuáramos así, dije una excusa. —Sieg, sobre eso que paso durante el día —Sieg todavía me ignoraba, pero seguí adelante de todas formas—. Creo que me comporté de forma rara porque no he pasado mucho tiempo contigo. —…
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