CAPÍTULO 37
% OSO A DOMICILIO
No podía ver a Teoporon en sí, ya que el primer piso estaba construido más alto de lo normal, solo la cabeza de un oso blanco que se asomaba. La nieve podría bloquear la salida, así que las escaleras era lo primero que se construía. Lo mismo sucedía con las ventanas, estaban situadas más alto a fin de que no se rompieran con la pesada niev e. Cuando abrí la ventana, Teoporon estaba allí. Debido a la estructura de la casa, al parecer no podía ver adentro. Al preguntarle qué sucedía, Teoporon señaló al suelo. —…¡¿Un oso?! Esta vez uno de verdad. Teoporon cazó un oso. —Mira eso, Sieg. —…Qué. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que atraparon a uno. Había un oso, al parecer un joven adulto, atado a un trineo. Salté desde la ventana, pero un dolor similar a un hormigueo ascendió por mi pie. Sieg se asomó por la ventana, así que crucé mis manos sobre la cabeza mientras permanecía agachado para indicarle que era peligroso saltar desde la ventana. Sieg dio media vuelta y salió por la puerta principal. —¿Estás bien? —Sí, estoy bien. Tras revisar mi condición física, nuestros ojos se enfocaron en el bulto café. El oso en el patio delantero era increíble. —¿Qué es esto, Teoporon? —A present for the great king. (Un obsequio para el Gran Rey) —…C-claro~.
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