CAPÍTULO 44
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LOS PORMENORES DE LAS ARTESANÍAS
Recientemente decidí con Sieg que convertiremos la piel del oso que conseguimos de Teoporon en un regalo para el abuelo. Al abuelo le gustó muchísimo la piel de oso blanco de Teoporon, él también se dio cuenta de eso y se la quitó; pero, el abuelo la rechazó diciendo «¡No quiero algo que fue usado para cubrir tu ingle!». Desde luego, ese fue el requisito del abuelo; pero, me gustaría replicar si no tenía una mejor forma de decirlo. Luego de que despellejamos al oso y retiramos la grasa de la superficie, sumergimos la piel en un brebaje medicinal de sal, cortezas de árbol y hojas para remover los bichos y el olor. Hay que cambiar el agua varias veces y al mismo tiempo enjuagar y limpiar la piel. Tras repetir ese proceso, lo sacamos a secar en el viento por un par de horas. Después, lo colocamos sobre la mesa de trabajo y quitamos cualquier trozo restante de carne. Luego cubrimos toda la piel con rocas volcánicas trituradas y sal, lo dejamos así un par de días. A continuación, removemos con un cepillo el polvo y aplicamos aceite de oso antes de seguir adelante con el proceso de secado. Para el proceso de secado, la piel se cuelga dentro de la casa en la pared. Si no hacemos esto, la piel se enrolla luego de estar seca, haciendo difícil trabajar con ella. Una vez seca, cepillamos la superficie para volverla suave. Al parecer hace mucho tiempo las personas aplastaban cerebros de animales sobre la piel y la masticaban con sus dientes para suavizarla; pero, no creo que pueda soportar dicho proceso. Cuando terminamos con eso, lo moldeamos manualmente para que pueda usarse en la cabeza. Teoporon utilizó el mismo método que las personas emplean cuando rellenan animales; por lo tanto, el cráneo sigue allí. No obstante, desconozco cómo hacer eso, así que solo cosí el cráneo después. Sobre el cráneo limpio del oso, perforé algunos orificios. El hueso era duro, así que fue un trabajo difícil. Una vez que terminé de taladrar los huecos, Sieg acomodó la piel sobre el cráneo. En la cuenca del ojo coloqué cuarzo negro que estaba por ahí en el cuarto de papá. Sobre las patas también perforé algunos orificios para las garras. De igual forma, Sieg los cosió con mucho cuidado. Finalmente, agregamos unas cuantas peinetas. De esta forma, el abrigo de oso fue finalizado. —…Esto, eeh, ¿no hay algún lugar dónde se pueda usar esto en el país de Sieg? - 249 -