CAPÍTULO 04
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UN TENSO VIAJE EN CARRUAJE Y LA CASA WATTIN
Han pasado tres días desde que conocí a Sieg. El día de hoy iré a visitar la casa de su familia. Ya que toda esta dura prueba fue decidida de prisa, no tengo nada más que una escultura de madera de un oso polar; pero, ya que no había otra cosa, opté por llevarlo como regalo. Originariamente estaba en la tienda de la aldea, sin emb argo, como no se vendió lo recogí. Planeaba dárselo a mi amigo o algo así. En la estación un excepcional y excelente carruaje tirado por cuatro caballos aguardaba allí. Había escuchado que el escudo de armas de la Casa Wattin tenía franjas amarillas y negras con tiras en forma de corona, estaba seguro de que el carruaje frente a mí era el transporte de hoy. Después, el conductor del carruaje vio a este campesino, descendió de su asiento y declaró: —Lo esperábamos, señor. Debido a que abrió la puerta muy cortésmente, dije sin pensar una disculpa. —Buenos días. —¡B-buenos días, Miladi! Sentada con las piernas cruzadas, Sieg me saludó de manera concisa. Ya que mi corazón no estaba preparado por alguna razón hablé respetuosamente. Es la segunda vez que estoy con una mujer más grande que yo, pero todavía no me acostumbro. Me senté junto a ella con una expresión tensa en mi rostro. Agonizaba sobre cómo debería pasar las próximas tres horas; no obstante, parece que olvide que tengo una personalidad bastante simple. Tan pronto como el carruaje comenzó a moverse, también lo hizo nuestra conversación. El tema era sobre la frontera en la que íbamos a vivir, Laponia. Había algo de historia y costumbres que necesitábamos repasar. En ese ambiente hostil, las personas rinden culto al Espíritu desde hace mucho tiempo. Sin embargo, hoy en día no muchos creen en él. Aunque los jóvenes todavía ofrecen sus respetos, tratan de no aprender malos hábitos. - 27 -