CAPÍTULO 09
%
EL PRIMER DÍA EN EL PAÍS DE LA NIEVE
Las mañanas en el País de la Nieve comienzan a oscuras, como si fu era de noche. Tal vez gracias a que estaba cansado por todo el viaje de ayer, dormí profundamente. Cuando me levanté de la cama, me puse un abrigo antes de encender una lámpara usando el fuego de la chimenea. Luego apagué el fuego de la chimenea con el atizador. Me cambié y fui al lavabo. La casa se encontraba sorprendentemente cálida gracias al fogón especial en la cocina. Estando anexa a la pared, actúa como una estufa al tiempo que calienta la casa por medio de los ductos de ventilación que la recorren . Requiere de una gran cantidad de carbón, pero es necesario para superar el clima ártico. Me lavé el rostro y cepillé mis dientes. También peiné mi cabello alborotado y lo trencé. Cuando me vi en el espejo, noté una expresión adormilada, así que me di unas pequeñas bofetadas para despertar. Cuando fui a la sala-comedor, Sieg ya me esperaba allí. —Buenos días, esposo. —Buenos días, esposa. Estoy feliz de que pueda saludar normalmente en la mañana. Por desgracia, la familia de raza marcial no tiene la costumbre de saludar por las mañanas. De verdad estoy muy feliz de haberme casado. Al parecer Sieg estaba pasando el tiempo con el libro que le di ayer y me hizo unas preguntas sobre las dudas que tenía. Ya que me senté junto a ella, miré directamente a Sieg. Es la primera vez que puedo examinar su ropa con tranquilidad. La vestimenta de un azul profundo complementaba su cabello color cobrizo. También quería ver el largo; pero, ya que en estos momentos estaba sentada no fui capaz de hacerlo. —¿Qué significa esto? —Ah, eso es. Siego acercó su rostro al mío; sin embargo, debido a que estaba concentrada en el libro, no le tomó ni un poco de importancia. Me sentí algo deprimido ante el hecho de que no estuviera consciente de mí, pero hay que ver el lado positivo. Su nariz tenía - 54 -