Trata de mujeres dominicanas en Costa Rica, Suiza y España en el marco de los estudios de género, migración y desarrollo
para dar cumplimiento efectivo a ese fin, y se consignan las recomendaciones de los organismos internacionales, como Naciones Unidas y el Consejo de Europa.
2.2. Los estereotipos de género configuran la trata En el abordaje institucional de la trata se identifica la presencia de estereotipos de género que se vinculan con las políticas migratorias. Un ejemplo claro de ello es la existencia de la categoría del matrimonio como vía para la regularización del estatus migratorio de conformidad con un sistema que parte de un imaginario cultural patriarcal sostenido en la desigualdad de género. Esta desigualdad también se muestra en políticas migratorias que están afectadas por la racialización y los estereotipos de género, pues presentan fuertes barreras para mujeres migrantes de estratos pobres, pero no para los hombres de altos ingresos con demandas turísticas vinculadas a la industria sexual y que no son considerados como sospechosos de pertenecer a una red de trata o de fortalecerla. La trata se desarrolla y se expande teniendo como base principal la victimización de las mujeres, niñas y adolescentes, la cual ocurre por la vulnerabilidad de la población femenina en los distintos países. Por eso, como destacan algunas personas expertas entrevistadas, la trata debe ser abordada desde el enfoque de género y su afrontamiento no debe limitarse a la aproximación tradicional que se estila para encarar la criminalidad organizada. Las vivencias de trata de las mujeres reflejan procesos marcados por la desigualdad, la violencia y los estereotipos de género. La desigualdad y la violencia de género son causantes de la trata. Las mujeres que son víctimas de violencia de género buscan salidas que hacen que queden atrapadas en redes de trata. Las mujeres son las principales víctimas de trata y son captadas por las redes por sus necesidades de acceso a un trabajo para poder asumir la carga familiar, la cual está marcada por los estereotipos de género y los factores socioculturales que presionan a la mujer en sus roles de madre, hija y responsable del hogar, frente a la ausencia de la figura masculina paterna, que el machismo expulsa del hogar.
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