indebidamente ocupada por Chile, al considerarla como parte de la de Tacna. Reincorporaba a la provincia de Arica el territorio de Chilcaya, separado de ella por una ley chilena con el fin que formase parte de Tarapacá. El general John J. Pershing fue nombrado para prescindir la Comisión Plebiscitaria. Después de alguna demora y de haber pedido nuevas garantías al árbitro que, en parte, fueron negadas yen parte, quedaron entregadas al acuerdo de la Comisión, el Gobierno peruano decidió acudir a Arica a demostrar cuál era el estado real de la situación existente en el territorio en disputa. Al mismo tiempo, quiso movilizar a la opinión pública peruana hacia el plebiscito, para desviarla de la política. Hay quienes creen que, al amparo de la enorme desilusión colectiva producida por el laudo, hubiera podido triunfar entonces una intentona subversiva. Probablemente faltó voluntad para ella. Lo grave no era tanto, a los ojos de muchos de los personajes oposicionistas, derrocar en ese momento a Leguía sino acudir a Arica a sancionar el triunfo de Chile. Dícese que la frase de uno de esos políticos fue entonces: “Que él solo cargue con el muerto”.
LA CAMPAÑA PLEBISCITARIA.- La comisión plebiscitaria se instaló en Arica en agosto de 1925. El delegado del Perú era Manuel de Freyre Santander y el de Chile Agustín Edwards. El día de su llegada a ese puerto el general Pershing encontró embanderadas todas las casas; pero no se veían los colores peruanos. Si Chile y el Perú se disputaban la región ¿dónde estaban los adherentes de este país? El general Pershing tuvo ocasión de saberlo. Durante las sesiones de la Comisión bien pronto se constataron radicales divergencias. El delegado chileno se obstinó en buscar un acuerdo en el sentido de limitar los poderes de ella, pues sostuvo que su autoridad no había sido creada por el laudo en desmedro de la administración vigente en el territorio plebiscitario. El general Pershing pudo conocer el 6 de agosto, día de la segunda sesión, los decretos expedidos por el Intendente de Tacna y el gobernador de Arica para la supervigilancia y registro de los pasajeros y viajeros de las dos provincias y para el funcionamiento de puestos de inspección en los caminos; y los objetó poco después (10 de agosto). Estos decretos no eran sino parte de un sistema que coactaba a la población y que incluía la censura sobre los correos, telégrafos, teléfonos, cables y radios. El mismo día de la llegada de Pershing a Arica, continuando una práctica ya establecida, un pequeño grupo de tacneños peruanos fue embarcado por la fuerza en ese puerto para que viajaran a Valparaíso, en el barco inglés Ebro. Los boteros acordaron el boicot al servicio para la nave Ucayali donde residía la delegación de este país; y ella tuvo que atenerse a sus propios medios de transporte. En el muelle había policías de guardias y otros sin uniforme seguían a quienes desembarcaban. Los vendedores del diario La Voz del Sur editado a bordo del Ucayali fueron atacados cuando empezaron a vocearlo en la calle de Arica. Un grupo de observadores norteamericanos del personal del presidente de la Comisión (muchos de ellos traídos de Panamá y Filipinas) empezó a recorrer el territorio en disputa para interrogar a toda clase de gente y hacer pesquisas sobre muerte, deportaciones y otros atropellos. En la Comisión se formó un “Comité para oír e investigar quejas” formado por miembros de las tres delegaciones. Lentamente los archivos norteamericanos y del comité comenzaron a acumular testimonios de familias cuyos miembros habían desaparecido, o habían sido enviados a Chile o expulsados al Perú y a otros países, o habían fugado, o eran partícipes de las sociedades patrióticas chilenas mediante procedimientos intimidatorios. La delegación peruana pidió que el territorio plebiscitario fuese neutralizado e hizo reiterados esfuerzos para postergar el cumplimiento del acto del sufragio. La delegación chilena solicitó simple y llanamente la expedición de un estatuto electoral y la apertura inmediata del registro de votantes. La delegación norteamericana quiso seguir un camino intermedio. Sin llegar a la neutralización que no era posible según el laudo, consideró, en cambio, que se podía, sin violarlo, intentar el surgimiento de una adecuada “atmósfera plebiscitaria” que diese
[ 1925 MARZO 5 ] EL FALLO SOBRE TACNA Y ARICA. En la edición de la tarde del jueves 5 de marzo de 1925, el diario El Comercio informó respecto de la sentencia estadounidense sobre el problema de Tacna y Arica. Al respecto, reproduciendo la información recogida por la agencia Associated Press, dijo: <El laudo será entregado a los embajadores del Perú y Chile el lunes 9 del presente. Este anuncio ha sido el primero que públicamente ha hecho el nuevo secretario de Estado, Kellogg. El laudo fue firmado por el presidente Coolidge ayer miércoles, día en que inauguró su nuevo gobierno”.
[ CAPÍTULO 6 ] PERÍODO 7
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