CONSIDERACIONES SOBRE EL TRATADO CON CHILE DE 1929 DEFINITIVAMENTE EL ASUNTO MÁS IMPORTANTE DENTRO DE LA POLÍTICA EXTERIOR DEL ONCENIO FUE PODER DARLE SOLUCIÓN AL PROBLEMA PENDIENTE CON CHILE. POR ELLO, TRAS EL FRUSTRADO INTENTO DE REALIZAR EL PLEBISCITO SE INGRESÓ A UNA ETAPA DE NEGOCIACIONES DIRECTAS ENTRE AMBOS PAISES, LO QUE DIO COMO RESULTADO LA FIRMA DEL TRATADO DE 1929. SOBRE ESTE TEMA TRATA EL TEXTO SIGUlENTE.
128
período 7
[ capítulo 6 ]
E
n su libro El tratado de 1929. La otra historia (Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2000 pp. 322-324), Félix Calderón explica las bases sobre las que se firmó este acuerdo: “Los preceptos que inspiraron al presidente Leguía en ese juego estratégico de dominó fronterizo fueron, por regla general, los siguientes: (i) La solución tenía que encontrarse dentro de una atmósfera de paz y de reconciliación en beneficio de la amistad continental; (ii) Para llegar a un arreglo definitivo con Chile era menester primero zanjar las otras diferencias limítrofes. Por eso en su primer gobierno, evitó desaprovechar la oportunidad que le ofreció el laudo arbitral del presidente argentino Figueroa Alcorta; (iii) Las negociaciones tenían que realizarse en secreto; (iv) Preferencia por el trato directo en la resolución del diferendo territorial, ese fue el camino que observó con el Brasil, Bolivia y Colombia; (v) Preferencia por el canje territorial para llegar a una solución expeditiva de los impases; (vi) Con Chile, ante el fracaso del trato directo en el pasado, había que seguir un enfoque distinto, propiciando la intervención de los Estados Unidos a través del arbitraje; (vii) La misma fórmula debía ser aplicada en la controversia territorial con el Ecuador si el trato directo se hacía
imposible; (viii) Modificado, por lo menos, un factor de la ecuación que daba ventaja a la potencia ocupante, podía optarse por el trato directo, pero con la participación testimonial del Gobierno de los Estados Unidos; (ix) La salida portuaria de Tacna por Arica, si esta provincia quedaba definitivamente en manos de Chile, era una de esas condiciones; (x) Otra de ellas era la propiedad peruana, en toda su extensión, del Ferrocarril Tacna-Arica, una vez vencida la concesión que tenía la empresa inglesa. ( ... ) El tratado de 1929 constituye un acuerdo condicionado en el sentido de que el Perú solo aceptó la división territorial si, además del regreso de Tacna o gran parte de ella a la heredad nacional, se le daba a este territorio una salida portuaria por Arica a fin de atender la situación mediterránea en que quedaba por la pérdida de su puerto natural. Dicho en otras palabras, para el Perú el tratado de 1929 y su protocolo complementario encierran dos condiciones fundamentales, estrechamente imbricadas que de no ser cumplidas ponen en tela de juicio la solidez de ambos instrumentos. Esas dos condiciones fundamentales son: el regreso de Tacna asociado al disfrute en el puerto de Arica de la independencia propia del más amplio puerto libre, de conformidad con lo dispuesto en el artículo quinto del tratado”.