JOSÉ MANUEL GARCÍA BEDOYA (1866-1940)
El político limeño fue elegido diputado por Urubamba (Cuzco) en 1894, pero fue depuesto tras el golpe de Estado de Piérola, Pasó a colaborar con el diario arequipeño La Bolsa, y luego con el diario El Puerto, de Mollendo. Fue prefecto de Huancavelica (1907). Lambayeque (1908), Huánuco (1909). Áncash (1910). Cajamarca (1911) y Puno (1912). En 1915 fue elegido diputado por Ayaviri (Puno) y al año siguiente dirigió el Ministerio de Gobierno, cargo que también asumió en 1931. Dos años después fue elegido alcalde de Lima.
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PERÍODO 8
[ CAPÍTULO 5 ]
de todos los partidos y para sí se reservaba la cartera de Guerra, Sánchez Cerro no aceptó.”Solo gobernaré con mis amigos’; le dijo. Formó el Gabinete que, como se ha visto, presidió Germán Arenas desde el portafolio de Fomento. El ambiente de violencia se había ido preparando desde que fueron conocidos los resultados de las elecciones. Los apristas alegaron la existencia de fraude. La campaña periodística fue iracunda. Aparecieron incitaciones a la acción subversiva de los institutos armados y anuncios de que la policía iba a ser disuelta. Al iniciarse el nuevo gobierno, hubo numerosos cambios entre los empleados de la administración pública. No faltaban los escépticos acerca de la estabilidad del nuevo régimen. Un dicho muy propalado decía así: ”EI ocho sube el Mocho-el nueve nadie lo mueve-el diez mete los pies-y Haya es”. Uno de los más graves incidentes aconteció en Trujillo el 24 de diciembre de 1931. Según los apristas, miembros de este partido quisieron reunirse en un fraterno chocolate pascual e invitaron a Haya de la Torre. Este, a las doce y media de la noche, mandó avisar que no concurriría en vista de que no podía dejar de recibir a la multitud aglomerada en su casa. Al llegar a la esquina del local aprista el automóvil al servicio del jefe del partido, sonó una descarga; momentos antes los capitanes Muñoz y Ortega y el teniente Villanueva habían exigido el inmediato desalojo del local sin consideración ni con las mujeres ni con los niños. Los disparos continuaron hasta la madrugada. Oficialmente se aseveró que hubo cuatro muertos; pero, según los apristas fueron más, si bien se frustró el propósito de asesinar a Haya de la Torre. Hubo en seguida, muchos presos, entre ellos Antenor Orrego, director de El Norte. Trujillo quedó convertida en ciudad sitiada. En el Congreso Constituyente los representantes apristas plantearon una interpelación al ministro de Gobierno. Según la versión oficial, lo que se produjo en Trujillo fue una algarada subversiva. También surgieron incidentes y prisiones en Chiclayo, Cajamarca, Hualgayoc y otros lugares.
LA LEY DE EMERGENCIA.- Con fecha 28 de diciembre de 1931 (tres días después de los sucesos de Trujillo) el ministro de Gobierno José Manuel García Bedoya envió al Congreso Constituyente un proyecto de ley de emergencia para el resguardo del orden público. La Asamblea lo conoció en sesión de 8 de enero de 1932. En el oficio de remisión, García Bedoya afirmó que existían actos destinados a trastornar aquel, llevados a cabo por afiliados de la Alianza Popular Revolucionaria Americana: el 25 de diciembre en Trujillo con gritos subversivos y ataque a la fuerza pública y con menor importancia, en Hualgayoc. Se refirió también a la propaganda revolucionaria verbal y escrita de los miembros del mencionado partido. Consideró que los enemigos de la democracia se cobijaban al amparo de las garantías y de la libertad por ella ofrecidas con el fin de socavar las instituciones y preparar la revolución que les llevara a la captura del Estado y a la destrucción del régimen para erigir un sistema de gobierno con la más absoluta negación de los derechos que ellos afanosamente pedían. Representantes apristas y descentralistas presentaron una moción para pedir la concurrencia del ministro al salón de sesiones. El Congreso (que estaba presidido por Clemente J Revilla) la desechó sin aceptar la votación nominal. Surgió la violencia en el debate con diálogos enconados e incidentes personales. La mayoría resolvió cortar la discusión del proyecto que no pasó a comisión; tampoco fue a la votación nominal y ella no se hizo artículo por artículo. Asimismo, no fue aceptado el punto de vista de que, como se reformaba la Constitución con la nueva ley, ella necesitaba los dos tercios de los votos. Cuando se produjo un escándalo en la sesión del 8 de enero de 1932, el oficial de guardia entró a la sala y el segundo comandante ingresó también y estuvo acompañado por la tropa; según expresó Luis Heysen en la sesión del 15, la fuerza pública ultrajó a un representante aprista, aunque tal hecho fue negado por el presidente de la Asamblea Clemente