veces, en los ramos de Fomento, de Relaciones Exteriores y algún otro. En todo existen, sin embargo, embriones o bases para la tecnificación. Coexisten, al mismo tiempo, la costumbre de buscar en los puestos públicos un refugio para quienes no se abren paso en la vida de otros capos, o para la clientela de los partidos políticos y del mandamás de turno, o para quienes necesitan una limosna o un subsidio. Dentro de quienes profesionalmente son empleados públicos a pesar de las podas políticas hechas en 1919, 1930 y 1948 y en otros años, puede haber aptitudes y honorabilidad muy respetable o rutina ciega o también cinismo impúdico después de todas las injusticias padecidas. Se carece de un régimen bien estudiado en cuanto a las pensiones frente a su incesante y peligroso crecimiento y proliferación que algún día ha de estallar. En el ramo de la Educación hay personal especializado y competente, como también algunos funcionarios que no lo son; aquel no recibe siempre el estímulo que se le debe otorgar. Solo a partir de la ley orgánica de 1941 se ha generalizado la profesionalización en el nivel de los colegios secundarios. En cuanto a la primaria, los cuadros de egresados de las escuelas normales no han bastado, hasta hace poco, para las creaciones anuales de plazas en los planteles de la República; de resultas de ello y por el sistema de las recomendaciones surge la creación anual de un magisterio improvisado. La educación industrial de varones y de mujeres y la agropecuaria suelen vivir desorientadas y sin enlace con la realidad del país y la comercial tampoco obtiene la debida atención. Falta un instituto de altos estudios pedagógicos donde renueven sus conocimientos los maestros, aun los que ocupan los más importantes cargos. Las influencias políticas predominan demasiadas veces en los ascensos, traslados y nombramientos de inspectores (1), profesores, profesoras y auxiliares, y se ha acentuado en los últimos tiempos la injerencia parlamentaria en este vital aspecto de la administración pública. Una ley (la Nº 15215), sobre escalafón del magisterio fue discutida en 1964 y promulgada después aunque no aplicada efectivamente.
la Medicina en el PeRÚ
en la década de 1860, una serie de reformas emprendidas por el doctor cayetano Heredia en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos sirvió para reforzar la calidad profesional de sus alumnos. a principios del siglo XX, la medicina era una de las profesiones con mayor prestigio en el Perú. Muchos médicos se involucraron en la vida política y social del país, además de la científica. en esta imagen de 1924, vemos al doctor esteban campodónico, un reconocido profesional de este tiempo.
MÉdicOS, aBOGadOS e inGenieROS.- Los profesionales descollantes a lo largo del siglo XIX fueron los médicos y los abogados. La continuidad, la estabilidad y la eficiencia adquiridas en los estudios de San Fernando a partir de las reformas de Cayetano Heredia dieron a aquello, evidente importancia profesional y social. Las preocupaciones higiénicas y sanitarias que se fueron desarrollando a lo largo de esta centuria y se acentuaron en la siguiente, contribuyeron a que los médicos formaran un grupo respetado, de sólida influencia, muy activo en la vida política y científica, colocado no pocas veces a la vanguardia de esta última. Consultorios y visitas les sirvieron en múltiples ocasiones para el despliegue de una generosidad, un sentido humano y una abnegación notables. No faltaron estudios en estas ciencias que rozaron las condiciones sociales en relación con la miseria, la mala alimentación y la deficiente vivienda, aunque no hubo en ellos una intención proselitista o doctrinaria. Los ideales de la práctica profesional libre, la tolerancia ideológica y la tendencia a la especialización cortaron las derivaciones que estos aportes pudieron tener hacia una actitud socializante. Los abogados, más numerosos que los médicos y más audaces en su situación pública, ocuparon un puesto privilegiado en la vida política del Perú a través del siglo XIX. En cierto sentido, reemplazaron al clero en el papel importante que había desempeñado en la época colonial. Fueron durante un tiempo, junto con aquel, la única profesión preparada. Socialmente, provinieron en una época larga, a veces de las grandes familias tradicionales y también de las que podían ser calificadas como de terratenientes y pequeños propietarios provincianos. Estuvieron a la cabeza de las transformaciones jurídicas, los cambios en la codificación, la abundancia legislativa. Algunos lograron grandes fortunas en el ejercicio profesional o vasto prestigio por su elocuencia (1) Sobre la “politización” de los inspectores apenas se iniciaron y el debate alrededor de la supresión o la permanencia de ellos, véanse los capítulos relativos a la historia educacional.
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APÉNDICE GENERAL
[ CAPÍTULO 2 ]