auGusto Weberbauer (1871-1948)
el botánico alemán llegó al perú en 1901, como parte de una comisión de la real academia de ciencias de berlín (alemania). tras cuatro años de investigación científica regresó a su tierra natal con su herbario que contenía más de 5.200 especies. Más adelante, el Gobierno peruano auspició sus investigaciones y lo nombró director del parque zoológico y el Jardín botánico (1908). en 1922 recibió el grado de doctor en ciencias por la universidad de san Marcos, donde dictó las cátedras de química farmacéutica y botánica.
60
ADENDA
[ CAPÍTULO 12 ]
inauguró el monumento de la Plaza de Italia el 15 de agosto de 1910. También consagró afectuoso recuerdo al minero y geólogo Leonardo Pflucker y Rico de quien hiciera emocionado elogio en un artículo publicado en El Comercio del 28 de julio de 1920; y a Joaquín Capelo, por cuya gestión la Escuela de Ingenieros importó de Alemania una colección de fósiles y también los primeros libros para la formación de una biblioteca geológica. Mucho estímulo ejerció en su vocación, asimismo, el ejemplo que le diera el sabio alemán Gustavo Steinmann, con quien viajó en la región andina y a quien vio ejecutar el primer perfil de la cordillera occidental. Lissón colaboró con Steinmann en el plano de las formaciones geológicas que figuran en la monumental Geología del Perú de este autor. El libro de Lissón Contribución a la geología de Lima y sus alrededores (Lima, 1907) sigue siendo una fuente de consulta para los geólogos. Otras producciones suyas fueron: Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos en la República, que alcanzó cuatro ediciones, cada una de las cuales corrigió a la anterior (Lima, 1913; Lima, 1917; Lima, 1924; Lima, 1942); Ensayo teórico sobre el levantamiento de los Andes peruanos (Lima, 1918); “Cómo se generó el suelo peruano” (en Boletín de la Sociedad Geológica del Perú, 1925). Publicó también numerosos artículos que han quedado dispersos en periódicos y revistas, y cursos y programas de su especialidad en el nivel universitario y escolar. Junto con otro destacado hombre de ciencia, Jorge Broggi, logró fundar en 1925 la Sociedad Geológica del Perú. Atesoró Lissón un alma límpida, una ejemplar honradez científica, una vida sencilla y modesta y una rara e infatigable continuidad en sus estudios e investigaciones. Una honradez científica que le permitió tan solo hacer afirmaciones basadas en un examen a fondo de los documentos paleontológicos y litológicos y de los hechos observados sobre el terreno. Desdeñó los aspectos prácticos o utilitarios de su profesión; pero sus aportes geológicos sirvieron para una mejor explotación minera y para el aprovechamiento de la riqueza metalúrgica del país. En 1930 llegó a ser, como profesor más antiguo, rector accidental de la Universidad de San Marcos. Falleció el 18 de marzo de 1947. Cuando, el 22 de noviembre de 1955, se inauguró el Primer Congreso Nacional de Geología, uno de sus primeros actos fue honrar la memoria de Lissón. La Facultad de Ciencias erigió el 11 de setiembre de 1957 un busto recordatorio en homenaje a su memoria.
[V] la obra de auGusto Weberbauer sobre botánIca peruana.- Augusto Weberbauer, nacido en Breslau en 1871, doctor en la Universidad de Berlín en 1894, asistente del Real Museo Botánico de aquella ciudad y profesor auxiliar en su universidad, llegó al Perú el 11 de noviembre de 1901 llevado por su afán de realizar en nuestro país investigaciones fitogeográficas. La Real Academia Prusiana de Ciencias cubrió parte de sus gastos y la universidad a la que pertenecía le dio licencia por cuatro años. Viajó primero por los alrededores de Lima, comarca donde trabajó después varias veces en las vertientes occidentales de los Andes. Se incorporó a una expedición enviada por el Gobierno a Sandia de marzo a julio de 1902 y así tomó contacto con esa zona y con las de Puno y Arequipa. Recorrió luego La Oroya, Tarma, La Merced y los lugares aledaños, pasó a los departamentos de Áncash y Huánuco (fue entonces cuando encontró varias veces la gigantesca planta denominada Puya Raimondi) y, después de fructífero contacto con la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, se trasladó al oriente por el valle del Marañón. Sobre este episodio de su vida ha escrito él mismo: “Uno de los más hermosos recuerdos de mis viajes hechos por el Perú son aquellas cuatro semanas de campamento, las que pasé lejos de los parajes poblados, en una choca abierta y construida delante de mí, estando rodeado de una fauna y flora intactas hasta entonces y favorecido por la estación de poca lluvia. Aquí me dediqué nuevamente a explorar la vegetación de la Hylaea”. Más tarde trabajó nuevamente en la ruta entre Lima y La Oroya para emprender un estudio especial de la zona altoandina y en seguida entró en un nuevo y amplio